Río de Janeiro, 23 feb (EFE).- Enormes figuras en actitud sexual pero en parte tapadas, un homenaje en vida a Xuxa y las historias fantásticas del Amazonas desfilaron hoy por el sambódromo de Río de Janeiro, en la primera presentación de la elite de las escuelas de samba del Carnaval 2004.
El enorme espectáculo al aire libre que cada año atrae a miles de espectadores reúne entre el domingo y el lunes a 14 escuelas en un férrea competencia por el título de campeona del carnaval.
Estas óperas a cielo abierto apoyadas en lujosas carrozas, precisas coreografías, pesados disfraces, pegajosos ritmos de samba y despliegues de tecnología y variadas estéticas son el momento culminante del famoso carnaval carioca.
Portela, una de las escuelas más tradicionales, con 81 años de historia, cerró el primer día de desfile al clarear el día. Este año, con sus 4.000 integrantes trajo de vuelta "Leyendas y misterios del Amazonas", el argumento que le hizo ganar el concurso en 1970.
Entre las alegorías mostraron la enorme figura de una mujer que "lloraba" cascadas de agua y que simbolizaba el nacimiento del río Solimoes (Amazonas) a partir de las lágrimas de la luna, que no podía vivir lejos de su amante el sol.
Portela, con sus colores blanco y azul, los mismos del manto de Nuestra Señora Aparecida, patrona de Brasil, levantó por igual al público de las gradas de precios populares y de las secciones con aire acondicionado, donde la entradas cuestan hasta 500 dólares.
La nota polémica de este carnaval ha sido el desfile de la escuela Grande Río, que dedicó su argumento a promover el uso del condón en las relaciones sexuales.
Grande Río se esforzó por mantener el arte de su irreverente espectáculo y a la vez sortear la censura ordenada tras protestas de la Iglesia católica y evangélica.
Sus 4.500 integrantes siguieron una vanguardia formada por varias de las modelos y actrices más deseadas de Brasil. Bailarines y tamborileros disfrazados de preservativos, acompañaban ocho grandes carros alegóricos, incluyendo una enorme imagen de Adán y Eva haciendo el amor, que fue cubierta de la cintura para abajo.
Peor suerte corrió otra estatua inspirada en el Kama Sutra, que paseó cubierta por completo con una lona negra, y cruzada por la palabra "censurado", pues un tribunal prohibió su exposición por considerarla inconveniente para el público infantil y juvenil.
Caprichosos dedicó la trama de su desfile a la presentadora de televisión Xuxa, un verdadero mito viviente de la industria del espectáculo en Brasil y en parte de América Latina, cuya carrera, según algunos críticos, está ahora un tanto estancada.
Con uno de los presupuestos más altos -un millón de dólares aportados por patrocinadores de la rubia- Caprichosos cantó a Xuxa desde su nacimiento hasta su ascenso como "reina de los niños".
Una escuadra de bailarinas adolescentes abrió el desfile vestidas con disfraces que estuvieron entre lo más recatado de la madrugada.
Xuxa, protegida por 90 hombres de seguridad, apareció vestida de plata para cerrar el desfile en la cumbre de un carro alegórico desde el que prodigaba besos y saludos al público.
Mangueira se afincó en su coreografía para contar la historia de un camino real que comunicaba las ciudades del estado de Minas Gerais y la capital Río de Janeiro y por donde salía el oro que llenaba los cofres portugueses.
El desfile fue patrocinado por empresarios y políticos de Minas Gerais, incluido el actual gobernador, Aécio Neves, que es considerado un probable candidato presidencial para el 2006.
Salgueiro, del barrio de Tijuca, fue patrocinada por industriales de la caña de azúcar y en su desfile contó la saga de este cultivo que marcó buen parte de la vida de Brasil.
Con ingeniosas alegorías y la letra del samba también aprovechó para promocionar el alcohol como "el combustible del futuro" y con enormes carrozas recordar las crisis del petróleo bajo control árabe.
Los desfiles del grupo especial concluyen entre la noche y el amanecer del martes, con la participación de otras siete escuelas que desplegarán sus mayores esfuerzos para encantar al público y a los jueces. EFE
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