Nashville, EE.UU. Minutos después de admitir su derrota, el demócrata Albert Gore recobró la esperanza de ser presidente de Estados Unidos y pasó, al igual que sus seguidores, la noche más insólita de su vida.
Gore se encuentra hoy a la espera de un nuevo recuento de votos que podría otorgarle la victoria en Florida y, en consecuencia, la presidencia, cuyo sabor llegó a disfrutar durante algo más de una hora el candidato republicano, George W. Bush.
Sobre las 7.30 GMT, las cadenas de televisión estadounidenses anunciaron a bombo y platillo que Bush era el nuevo presidente de EE.UU. al haberse adjudicado los 25 electores de Florida, que en ese momento otorgaban a cualquiera de los dos candidatos la victoria en las elecciones.
Pero el cómputo final señala que Bush se habría impuesto en ese estado por unos centenares de votos, lo que, según las leyes de Florida, obliga a un nuevo recuento automático, explicaron los responsables de la campaña demócrata en Nashville (Tennessee).
En el número total de votos populares, la diferencia entre Bush y Gore puede ser la más pequeña de la historia, incluso menor que la que dio la victoria a Kennedy frente a Nixon en 1960 y que hasta ahora han tomado como referencia de una elección disputada.
Escrutado el 97 por ciento de los votos emitidos, Gore habría conseguido 47.730.089 de sufragios, frente a 47.462.532 de Bush.
Es decir, que Gore ha ganado el voto popular, aunque ello no significa nada porque lo que cuentan son los 270 votos electorales.
Los demócratas creen que ha habido demasiadas irregularidades en Florida y han recordado pasados episodios de fraude electoral en ese estado, en la actualidad gobernado por Jeb Bush, hermano del candidato republicano.
El vicepresidente de EE.UU. llegó a llamar al gobernador de Texas para felicitarlo, algo de lo que se retractó una hora más tarde, lo que fue recibido con algarabía por sus seguidores al enterarse por las cadenas de televisión.
"Gore llamó al gobernador entre la 1.30 y la 1.45 para admitir la derrota, basándose en que los medios de comunicación anunciaban que la diferencia era de 50.000 votos", pero posteriormente conoció que esa distancia bajaba a 6.000 y después a 1.000 votos, explicó esta madrugada Douglas Hattaway, portavoz de su campaña.
"Entre las 2.30 y las 2.35 llamó de nuevo al gobernador. Fue un breve comentario que dejaré en privado", agregó Hattaway entre las risas de los periodistas.
Conforme se conocía la insólita marcha de los acontecimientos, el delirio se apoderó de los partidarios de Gore que se habían concentrado en una plaza de Nashville para apoyar a su candidato en el amargo trago de anunciar su derrota, muchos de ellos con lágrimas en los ojos y a pesar de la lluvia.
El funeral se convirtió en fiesta y los seguidores del vicepresidente de Estados Unidos no dejaron de cantar su victoria, en lo que están siendo las elecciones más extrañas de la historia de este país.
"Es una elección muy reñida", resumió entre sonrisas el portavoz de la campaña de Gore, quien poco antes había asistido al anuncio de la derrota por la CNN con las manos en la cabeza, en muestra de desesperación.
Ante el estrado del War Memorial Plaza no compareció esta noche Gore, como estaba previsto, sino el responsable de su campaña, William Daley, que señaló que "no estamos seguros sobre el resultado de la elección" debido al historial de Florida en pasadas elecciones.
Joe Carollo llegó a la alcaldía de Miami en 1997 después de denunciar que su oponente y vencedor en los comicios, Xavier Suárez, había cometido fraude al contabilizar los votos por correo, lo que se demostró.
En lo que Daley sí coincidió sin duda con los partidarios de Bush fue en afirmar que "nunca hemos vivido una noche como ésta".
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, La Nación Digital. Fuente: agencias.