
NUEVA YORK (AFP) La millonaria Brooke Astor fallecida en agosto pasado a los 105 años fue al parecer expoliada en el ocaso de su vida por su propio hijo, que deberá rendir cuentas ante la justicia por el manejo de la fortuna de 200 millones de dólares de la gran dama de Nueva York.
La historia de la viuda de Vincent Astor, vástago de una de las dinastías de millonarios de mayor abolengo de la ciudad, terminó como muchas familias en una sórdida disputa entre varias generaciones de herederos.
El productor de Broadway Anthony Marshall, de 83 años e hijo único de la filántropa, fruto de un matrimonio anterior, se presentó el martes ante el fiscal general de Manhattan donde fue instruido de cargos.
Marshall fue inculpado junto a su abogado Francis Morrissey por presunto robo, apropiación de bienes y falsificación de documentos, entre otros cargos, pasibles de 25 años de cárcel.
Según el acta de inculpación, el abogado de Marshall falsificó los testamentos sucesivos de la anciana, famosa por sus donaciones generosas a causas de indigentes o a entidades como la biblioteca pública de Nueva York.
La acción judicial fue lanzada por Philip Marshall, nieto de la millonaria, que acusa a su padre de negligencia en el cuidado de la anciana en la etapa terminal de su vida y manejo irregular de los bienes.
Varias celebridades y ex amigos de la anciana, incluyendo el banquero David Rockefeller y Anette de la Renta, esposa del diseñador Oscar de la Renta, firmaron testimonios respaldando la demanda del nieto.
Marshall es hijo de un primer matrimonio de Brooke Astor, que se casó a los 17 años antes de divorciarse y contraer segundas nupcias con un corredor de bolsa, Charles Marshall, que adoptó al chico que hoy lleva su apellido.
Pero Marshall falleció en 1952. Brooke conoció y se casó un año después con Vincent Astor gracias a los oficios de la ex esposa, que se acababa de divorciar del codiciado millonario no sin antes prometerle encontrar una sustituta.
Booke Astor fue una figura adorada en Nueva York, incluso por los tabloides, que no se perdían ninguna aparición de la millonaria durante sus recorridas en limusina por los barrios pobres de la ciudad.
Su historia volvió a la primera plana de la prensa popular bajo la faceta más siniestra de una filántropa legendaria privada de cuidados en los últimos años de su larga vida y ahora por la disputa de la herencia tras su muerte.
Según la revista New York, la saga de la familia que dio el nombre a íconos de la ciudad como Astor Place, el barrio Astoria de Queens o el elegante hotel Waldorf Astoria, estuvo últimamente marcada por el desamor.
Espléndida anfitriona en las fiestas y magnánima benefactora, Brooke fue según la revista una madre descuidada, y Marshall tampoco a su vez se ocupaba demasiado de su hijo Philip.
El propio Vincent Astor, cuenta la leyenda familiar, fue poco atendido por su madre, la exquisita Ava Astor, que olvidó una vez en su vestidor al niño, rescatado horas después por un mayordomo.
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