Roma . El artista colombiano Fernando Botero presentó hoy en Roma a través de dibujos y óleos su visión del drama de Abu Ghraib, la cárcel iraquí en la que se descubrieron varios casos de malos tratos y torturas por parte de soldados estadounidenses.
En abril de 2004 trascendió la existencia en ese recinto de malos tratos a prisioneros iraquíes gracias a numerosas fotografías realizadas por algunos de los propios soldados estadounidenses implicados, posteriormente juzgados.
El caso levantó una oleada internacional de protestas e impactó a Fernando Botero, quien ha hecho casi medio centenar de obras inspiradas en esos sucesos, en las que el estilo colorista, algo naif y de cuerpos redondeados típico del pintor no esconde la dureza de aquellos sucesos.
"La guerra y la injusticia están en todas partes y yo soy sensible a la tortura", dijo hoy Botero en la presentación de la exposición antes de añadir que Estados Unidos "es el país más rico y poderoso y el mundo espera que su conducta sea ejemplar. Por eso casos como el de Abu Ghraib encuentran la condena general".
Esa actitud "medieval" de los soldados estadounidenses, "que se ve en países pobres y atrasados", es la que ha trasladado a 45 dibujos y óleos que ocupan una de las grandes salas del palacio Venezia de Roma, aunque negó que se trate de "arte político".
Los trabajos se centran en el sufrimiento de los prisioneros, porque los carceleros agresores apenas aparecen en las obras y sólo se ve esporádicamente alguna mano que golpea.
La sección dedicada a la violencia en Abu Ghraib forma parte de la exposición "Fernando Botero: los últimos quince años", que se abre hoy al público y permanecerá hasta el 23 de septiembre.
El título alude a que Botero no expone en Roma desde principios de los años 90 y cuenta mayoritariamente con trabajos de ese período de ausencia, aunque también hay alguna obra de la década precedente que es inédita en la capital italiana.
Pintura al óleo y al pastel, acuarelas y dibujos son la base de la exposición, porque las escultura en bronce son escasas.
La muestra ofrece el estilo clásico de Botero, autor de un mundo propio basado en elementos cotidianos, tratados con colores intensos y calientes y personajes voluminosos que suscitan simpatía.
Todo es orondo y corpóreo en las obras de Botero, desde la fruta de sus bodegones a sus bailarines, prostitutas o toreros, protagonistas de sus cuadros junto a religiosos o personas anónimas que pasean por la calle o van a la compra.
Botero mantiene su línea, la que le ha dado reconocimiento y fama en todo el mundo, aunque también críticas de algunos expertos que consideran su trabajo "comercial".
La respuesta del pintor colombiano es clara y hoy volvió a repetirla: "Lo más importante del arte es que guste. No hay nada malo en que un artista sea popular y amado. La pintura es comunicación y no vale de nada que la entiendan sólo el autor y sus tres amigos".
Botero recordó que sus tradicionales "gordos" son consecuencia de su interés juvenil por el volumen, que descubrió durante sus estudios en Italia de autores de la escuela florentina, como Masaccio y Giotto.
"El volumen tiene una importancia extraordinaria en la pintura, porque es la exaltación de la vida. No se trata sólo de amar el volumen, sino de encontrar una forma personal de tratarlo", afirmó el colombiano, que después llevará la muestra a Alemania y a Grecia y ha recibido una llamada de un museo estadounidense, interesado sobre todo en exponer la serie sobre Abu Ghraib.