Curitiba (Brasil), 29 mar (EFE).- La delegación de Bolivia que participa en la Conferencia de Biodiversidad en Curitiba (Brasil) ha pedido que se pase de la "moratoria" mundial que pesa sobre las semillas estériles, conocidas como "terminator", a la "prohibición total".
La viceministra de Relaciones Económicas y de Comercio Exterior de Bolivia, María Luisa Ramos, reclamó que se aplique el "principio de precaución" y que ese tipo de semillas modificadas genéticamente y la tecnología para su producción sean prohibidos.
Este tipo de semillas se convierte, tras una modificación genética, en estériles, por lo que son útiles para apenas una cosecha y obligan a los campesinos a adquirirlas para cada ciclo de siembra.
María Luisa Ramos encabeza la delegación oficial de su país en la Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica de la ONU, que comenzó el pasado lunes en esta ciudad del sur de Brasil.
En declaraciones a EFE, la viceministra destacó la preocupación del gobierno boliviano por la "biopiratería" y por la protección de los conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas, y por que el reparto de los beneficios económicos derivados de la explotación de los recursos genéticos no sea exclusivo de las empresas multinacionales que los explotan.
Subrayó que han sido precisamente las comunidades indígenas donde se localizan estos recursos las que han conseguido preservarlos durante siglos.
Ramos denunció la visión" mercantilista" que algunas empresas y países tienen de la biodiversidad y la concepción de ésta "sólo como materia prima".
Contrastó esa visión con la que tienen los pueblos indígenas, para los que la biodiversidad es parte de su entorno, de su cultura y de sus conocimientos.
La viceministra boliviana lamentó la lentitud con que avanzan los acuerdos internacionales, y el retraso que acumula la norma internacional que deberá regular el acceso y la explotación de los recursos genéticos (procedentes de plantas, animales y microorganismos).
Observó que la mitad de la población boliviana vive en áreas rurales donde se asientan las comunidades indígenas, y que más del 70 por ciento se identifica con alguna de esas comunidades.
Destacó la trascendencia que para esa población supone el respeto de sus conocimientos tradicionales.
Observó además que la producción agrícola boliviana se basa en explotaciones familiares o de pequeña escala, y dijo que el intercambio de semillas es en Bolivia una actividad no sólo agrícola o económica, "también cultural".
La viceministra aseveró que esas son las razones por las que el gobierno boliviano va a tratar de "poner freno, desde todos los espacios", a la tecnología "terminator", por considerar que además de impactar sobre la biodiversidad genera una dependencia económica. EFE
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