(Embargada hasta el lunes 6 de octubre)
Naciones Unidas, 5 oct (EFE).- Un estudio de las Naciones Unidas sobre asentamientos urbanos cita a las ciudades de Bogotá, Río de Janeiro, México DF, La Habana y Quito como ejemplos elocuentes de proliferación de barriadas degradadas y llenas de pobreza.
El estudio ha sido elaborado por el Centro para los Asentamientos Humanos de la ONU (Hábitat), y en él se afirma que casi 1.000 millones de personas, el 32 por ciento de los habitantes de las ciudades en el mundo, vive en zonas urbanas degradadas.
En el caso particular de Bogotá, el informe lo atribuye al rápido crecimiento de la población, a la fuerte emigración de las zonas rurales y a la violencia, que ha desplazado a comunidades enteras.
El informe afirma que mientras que un 19,4 por ciento de la población de la capital colombiana vivía por debajo del umbral de la pobreza en 1994, en 2000 esta cifra había subido al 23 por ciento.
Una de las cuestiones pendientes en esta ciudad es el déficit de viviendas, que se eleva a más de 500.000 unidades, y produce un alto nivel de urbanización informal en el perímetro urbano.
En México DF, el informe atribuye al desarrollo urbanístico no autorizado la proliferación de las "colonias populares" y las "vecindades", como se denomina a las barriadas que han surgido en el perímetro de la capital mexicana.
Para la agencia de la ONU, algunas de estas comunidades se han convertido en zonas degradas por la mala administración de los proyectos, muchos de los cuales están subsidiados por el Gobierno, así como por la baja calidad de las construcciones.
El informe denuncia también la dejadez de las autoridades locales, pese a que los proyectos de viviendas representan una cuarta parte del presupuesto social del gobierno central.
En Quito el fenómeno de los barrios pobres es reciente, comparado con otras ciudades, ya que empezó a mediados de los años 70.
Conocidos como "barrios ilegales", son asentamientos sin licencia por toda la capital ecuatoriana, algunos de ellos en el propio centro histórico, a los que se denomina como "los conventillos".
La falta de control y regulación de la tierra, y de atención por parte de la administración a la población pobre ha facilitado el surgimiento de este tipo de comunidades.
El caso de Río de Janeiro también se expone en el informe, que deja constancia del crecimiento de las "favelas" o "cortisos" (viviendas sociales), durante la década de los 80 y los 90.
El reporte reconoce que la población de estas zonas cuenta con diferentes tipos de subsidios gubernamentales y de ayuda para pagar el alquiler, así como programas de financiación de desarrollo urbanístico que son innovadores, pero que han sido difíciles de implementar.
Ello ha sido debido a la burocracia administrativa, la exclusión de candidatos potenciales y las dificultades para construir la infraestructura básica.
El informe alaba, sin embargo, el programa de viviendas llamado favela-barrio, que no solo proporciona viviendas, sino que también es un proyecto de inclusión social de los pobres, integrándoles en la estructura de la ciudad y evitando su segregación.
El caso de la Habana es diferentes, debido a las propias peculiaridades de Cuba.
Según el estudio, los "barrios indigentes" siguen creciendo y se están formando nuevos asentamientos, de manera que en el 2001, Cuba tenía 60 barrios degradados, el doble que en 1987.
Aunque el gobierno cubano tiene un compromiso notable para abordar las necesidades sociales, sus esfuerzos han sido obstaculizados por las crisis económicas, dice el informe.
Asimismo, reconoce que las décadas de abandono que han sufrido ciertas áreas de La Habana han repercutido en el deterioro de la vivienda y la infraestructura de servicios en general. EFE
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