Madrid, 11 may (EFE).- La baronesa Thyssen, Carmen Cervera, adalid de las protestas contra la reforma de los aledaños de su museo en Madrid que supondría la tala de árboles centenarios, aseguró hoy que "si no se nos hace caso, me subiré a la copa de un árbol".
Carmen Cervera, viuda del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza y dueña de una de las colecciones de pintura más importantes del mundo, vive días de creciente popularidad, gracias a su lucha contra los planes de la Alcaldía de Madrid y al grito de "no a la tala" de árboles que la ha hecho aún más famosa.
Tan es así que los vecinos de un barrio de Madrid, que libran otra batalla contra el alcalde y su estacionamiento de pago en la calle, pensaron usar la imagen de la baronesa en su guerra contra los llamados "parquímetros".
En un encuentro digital de hoy en la web del diario español "El Mundo", hay quien le animó a que presente su candidatura al Ayuntamiento de la ciudad como "única oposición decente" al actual edil, el conservador Alberto Ruiz Gallardón, propuesta ante la que no dudó: "La política es para los políticos. Pero muchas gracias".
La baronesa, quien fue Miss España en 1961, se declaró "muy orgullosa" de los apoyos recibidos en la manifestación del sábado pasado por el plan de reformas en las cercanías del Museo Thyssen y dio las gracias a quienes se acercaron a acompañarla, incluidos sindicatos y partidos de izquierda.
"Creo que el arte está por encima de todo. Los árboles y el arte están por encima de cualquier ideología política. Estoy feliz de poder contar con todos los grupos, sean de un lado político o de otro", apuntó.
En el encuentro digital también hubo quien apuntó a que las protestas de la baronesa tienen algo que ver con el rechazo a su deseo de obtener un título nobiliario español, ante lo que respondió: "me siento muy orgullosa de llamarme Carmen Thyssen y no deseo ningún título más".
La presión de "Tita" Cervera, de momento, ha dado fruto y el Ayuntamiento de Madrid ha prolongado seis meses más las alegaciones al plan de reforma de los aledaños del Museo Thyssen-Bornemisza, gesto que la baronesa considera "un camino abierto muy grande". EFE
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