De nuevo el actor Mike Myers regresa con los distintos personajes que le han dado dólares y más dólares en el cine, a propósito del agente Powers, Austin Powers, el espía para verlo entre palomitas de maíz y con humor poco exigente.
Así es: estamos ante la tercera película con dicho protagonista, ahora con el título de Austin Powers en Goldmember (2002), con la dirección siempre fiel de Jay Roach (quien lo fue también de las otras dos cintas). Se trata de películas donde la trama es lo de menos, solo importa Mike Myers y lo que este pueda hacer con una gama siempre igual de situaciones cómicas, bien o mal entrelazadas.
Nuevamente, Austin Powers debe enfrentarse al excéntrico Dr. Evil (Dr. Malo), quien se ha escapado de la cárcel con su cómplice Mini-Me (Mini-Mí). Esta vez, Powers debe sumar su lucha en contra de un malo más: Goldmember (Miembro de Oro), quien oculta su pasado por culpa de unos genitales bañados en oro (accidentalmente) y proyecta un futuro que amenaza a la Tierra.
Por supuesto que también aparecen el bicho gordo de Fat Bastard (Gordo Hijodepú) y la chica guapa del momento (la chica Powers). Esta vez se llama Foxxy Cleopatra. Con ellos irrumpe un espía novedoso y mujeriego: Nigel, el padre de Austin Powers.
En actuaciones, Mike Myers se encarga de Austin, del doctorcito malito, del gordito bastardo y del tipo de miembro dorado. Michael Caine hace de Nigel y la bellísima cantante Beyoncé Knowles encarna a Foxxy. También aparecen en breves papeles, para puyar, Tom Cruise, Britney Spears, John Travolta, Gwyneth Paltrow, Kevin Spacey, Danny de Vito y ¡Steven Spielberg!
El resultado es el mismo vacilón Powers, cargadito de referencias al sexo, cochinadas y similares. Puede hacer reír o no, pero siempre es un humor hueco, como chistes que ya han sido contados y que -en ocasiones- son hilarantes. Lo que sí le recomendamos es no llegar tarde a la película, ahí sabrá por qué.