Washington, 20 ago (EFE).- El atentado contra la sede de la ONU en Bagdad pone de relieve los graves problemas de seguridad que vive Irak y que, en opinión de los analistas, no van a solucionarse fácilmente porque ese país es ahora muy atractivo para Al Qaida.
El atentado, el peor que se ha vivido en Irak desde que el presidente de EEUU, George W. Bush, proclamara el 1 de mayo el fin de los combates de envergadura, ha causado una honda preocupación en los estamentos políticos y militares en Washington, que temen una escalada de la violencia en el país árabe.
Estados Unidos está muy consciente de que se juega su prestigio internacional en la operación que desarrolla en Irak y por ello se ha esforzado en lanzar mensajes de tranquilidad.
El jefe de la administración civil estadounidense en Irak, Paul Bremer, multiplicó hoy sus intervenciones desde Bagdad en las cadenas de televisión de EEUU para minimizar los temores.
"Desde luego, es un atentado en una escala distinta de los que hemos visto hasta ahora, incluido el perpetrado hace dos semanas contra la embajada jordana", en el que el 7 de este mes murieron 17 personas y otras cuarenta resultaron heridas, reconoció Bremer en declaraciones a la cadena de televisión CNN.
El máximo representante de EEUU en Irak indicó que es posible que "algún grupo terrorista extranjero" haya sido el autor de la matanza y mencionó, en concreto, al grupo Ansar Al-Islam, al que Washington atribuye el atentado contra la embajada jordana y que relaciona con la red terrorista Al Qaida.
Aunque sin confirmar de manera oficial, fuentes del Pentágono habían atribuido el atentado del martes contra el hotel Canal, que alberga las oficinas de la ONU, a este grupo extremista.
El método utilizado, un camión bomba, recuerda desde luego más a los métodos de Al Qaida que a los ataques perpetrados por los simpatizantes del derrocado presidente Sadam Husein.
Bremer insistió en que la situación no se halla fuera de control: "Tenemos un problema de seguridad. El problema de seguridad ahora tiene una dimensión terrorista, algo que es nuevo, pero el resto de la seguridad está ahora en mejor situación que hace tres meses, cuando yo llegué", declaró a la cadena CBS.
Desde el 1 de mayo han muerto en Irak un total de 61 soldados estadounidenses, seis británicos y un danés en la guerra de guerrillas desatada tras la caída del régimen de Sadam Husein.
Un total de 139.000 soldados estadounidenses se encuentran desplegados en el país árabe, una cifra que el Pentágono no quiere ampliar, pero que los analistas consideran insuficiente para controlar el país y garantizar la seguridad.
Otros analistas apuntan también el peligro de que Irak vaya a convertirse en un nuevo Afganistán y un banco de pruebas para los terroristas islámicos.
En las últimas semanas, el propio Gobierno estadounidense había denunciado que Irak se ha convertido en un "imán" que atrae a los extremistas de todo Oriente Medio.
Estos acuden bien para escapar de la vigilancia que sufren en sus propios países o para participar en ataques contra objetivos poco complicados.
Entre las personas detenidas por las tropas de EEUU últimamente en Irak hay egipcios, palestinos, tunecinos, yemeníes y libaneses.
La columnista Jessica Stern, en un artículo que publica The New York Times, afirmó que "Estados Unidos creó un estado terrorista con su invasión de Irak, donde, por la ausencia de autoridad y el desorden, los terroristas se congregan ahora".
"Estados Unidos ha tomado un país que no era una amenaza terrorista y lo ha convertido en una amenaza", señaló Stern.
El propio portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, advirtió el martes que el atentado contra la ONU en Bagdad, que causó al menos 24 muertos, puede no ser el último.
Entre las víctimas están el representante especial de la ONU en Irak, el brasileño Sergio Vieira de Mello, y el capitán de navío español Manuel Martín Oar. EFE
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