Bogotá, 4 feb (EFE).- La marina colombiana de guerra dijo hoy que no tiene indicios de una supuesta infiltración de las FARC en la base del suroeste del país que hace tres días fue arrasada por esa guerrilla, en un ataque que dejó 15 muertos y 26 heridos.
Una publicación del diario "El Tiempo" advirtió hoy de la posibilidad de que el ataque hubiera sido facilitado por la presencia subrepticia de rebeldes
Según la versión del periódico, fuentes militares le admitieron que "es un misterio el paradero de siete infantes de marina que deberían haber estado en la base, pero que no aparecen en ninguna lista".
Además, en las calles de Iscuandé, localidad sede del campamento y a unos 800 kilómetros de Bogotá, se ha extendido el comentario de que un efectivo se evadió hace un semestre y se alistó en la guerrilla.
"Frente a las versiones que indican una supuesta infiltración por parte de miembros del grupo terrorista FARC, la Armada Nacional no tiene indicios que respalden dicha tesis", afirmó el mando de la institución castrense en un comunicado divulgado en Bogotá.
La marina de guerra precisó que, en el momento del asalto, en la base se hallaban sesenta efectivos.
De ellos, 15 perdieron la vida y 26 resultaron heridos, 12 de forma grave, continuó la misma fuerza, e indicó que los otros 19 fueron llevados a la base de la Armada en Buenaventura, puerto en el litoral del océano Pacífico
El ataque fue cometido por decenas de insurgentes del frente 29 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que actúa en un vasto territorio selvático de Nariño, departamento de la frontera sur con Ecuador.
Los rebeldes sorprendieron con bombas preparadas en cilindros de gas doméstico y ráfagas de fusil a los efectivos del puesto de la marina en la localidad costera de Iscuandé, que mantuvieron con combates con ellos durante casi tres horas.
El presidente colombiano, Alvaro Uribe, admitió el pasado miércoles que el ataque fue facilitado por errores de las tropas, incluido el responsable de la unidad, un teniente, que también murió en el asalto. EFE
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