Si ha tomado, por sí solo, un medicamento para bajar de peso, entonces conoce bien esta historia: en las primeras semanas todo marcha muy bien, usted está motivado e, incluso, empieza a notar cambios en su cuerpo; al cabo de dos o tres meses, ya no nota avances, más bien la romana va de nuevo hacia arriba.
Iniciar un tratamiento de ese tipo, sin ningún tipo de orientación, es una aventura arriesgada, mucho más si ha pasado por varios intentos fallidos para perder kilos.
El tema se complica porque existe una agresiva estrategia publicitaria de las compañías farmacéuticas que han lanzado diferentes productos al mercado.
Sin importar cuál campaña logre convencerlo, el consenso entre los especialistas dela obesidad es el siguiente: el mayor nivel de éxito se consigue cuando el paciente combina la terapia farmacológica con un adecuado plan de dieta y ejercicio, más la orientación de un especialista o un equipo interdisciplinario en la materia.
Otro punto importante, que defienden los conocedores, es que ningún producto hace milagros, ni se trata de una terapia de por vida para no recuperar peso. "El objetivo del fármaco es ayudar al paciente a cambiar sus hábitos: aprender a comer menos y más saludable. Es una ayuda para tener una disciplina, pero todas las terapias son temporales -unos cuantos meses o un par de años- y deben suspenderse gradualmente con la vigilancia de un especialista", comentó Alberto Estrada, especialista en medicina familiar y con 20 años de tratar a pacientes con obesidad.
Un paciente con sobrepeso tiene un Índice de Masa Muscular (IMC) superior a 25 puntos, en el caso de los obesos es más de 30 -el IMC es el resultado de dividir el peso en kilos por la talla en metros al cuadrado-.
Con receta diferenciada
No todos ocupan medicamentos o especialistas para tener éxito: "Si un paciente tiene una buena disciplina, y firmes propósitos, puede bajar de peso haciendo ejercicio y mejorando sus hábitos de alimentación", agregó Estrada.
El médico explicó que existen dos grandes grupos de pacientes con sobrepeso: el ansioso, sin límites para comer -la comida suele ser para ellos un tranquilizante-, y quienes sufren de sobrepeso por trastornos metabólicos -los pacientes con problemas en la tiroides son un buen ejemplo-.
Debido a que existen diferentes causas de la obesidad, el tratamiento debe ser individualizado. "Solo un especialista puede analizar todas las variables que dan origen al sobrepeso para determinar la mejor terapia de acuerdo con el paciente. Y decidir, primero, si requiere o no un tratamiento farmacológico y, si lo ocupa, cuál funcionará mejor en su caso", explicó.
Una buena parte de los fármacos para perder peso solo se venden con receta médica, pero existen algunos de venta libre.
Sobre el efecto de los productos, Estrada comentó que no existen buenas o malas terapias; sino usos inadecuados y falsas expectativas. "Ninguna terapia funciona sin dieta y ejercicio. Tampoco crean dependencia física, aunque sí pueden darse casos de dependencia emocional", dijo.
Recuerde que perder unas cuantas tallas es mucho más que algo estético. Los pacientes con sobrepeso son fáciles candidatos para sufrir enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión y males cardíacos.
Supresor del apetito
Existen tres marcas de venta libre: Raductil, Cetonil y Vintix
Presentación: Cápsulas a base de sibutramina. Cetonil, del laboratorio Gutis, y Vintix, de Roemers, son genéricos de Raductil de Abbot.
Mecanismo de acción: La sibutramina funciona en el sistema nervioso central bloqueando el centro del apetito. El paciente experimenta una sensación de saciedad y siente menos deseos de comer. El fármaco es también un acelerador del metabolismo y ayuda a eliminar más calorías del cuerpo.
Plazo de resultados: Los efectos son más notorios después de cuatro a seis semanas de tratamiento.
Efectos secundarios: Puede provocar insomnio y un estado de excitación. No está recomendado para pacientes hipertensos sin buen control médico.
Dosis: Una cápsula por día.
Costo promedio: Caja de 15 cápsulas de Raductil y Cetonil, entre ¢11.000 y ¢13.000. Caja de Vintix con 30 pastillas, entre ¢20.000 y ¢24.000.
Terapia tradicional
Las pastillas de Duromine tienen unos 40 años en el mercado
Presentación: Pastillas de 15 y 30 miligramos, a base de fentermina. El medicamento es producido por laboratorios Raiker.
Mecanismo de acción: la molécula de fentermina es uno de los supresores más potentes del apetito. Funciona en el sistema nervioso y también tiene un ligero efecto diurético, lo que ayuda a eliminar líquidos retenidos.
Plazo de resultados: Por ser un producto tan potente sus efectos son muy rápidos. El paciente puede perder de dos a tres kilos, en una semana. En un plazo de dos semanas, le aplaca totalmente el apetito que recupera, nuevamente, pero con menor ansiedad.
Efectos secundarios: Insomnio, estado de excitación (para combatir esos efectos los médicos también recetan fármacos para bajar la ansiedad), resequedad en la boca, estreñimiento, taquicardia. No está indicado para pacientes hipertensos descompensados o personas con problemas nerviosos.
Dosis: Una pastilla al día.
Costo promedio: ¢7.000 una caja con 30 cápsulas (solo con receta médica).
Elimina la grasa
Xenical es de los productos con una mayor campaña publicitaria
Presentación: Cápsulas a base de orlistat. Es de venta libre y fue creado por laboratorios Roche.
Mecanismo de acción: La molécula de orlistat inhibe la acción de la enzima de lipasa impidiendo que parte de la grasa, que usted ingiere en las comidas, sea absorbida por los intestinos -un porcentaje de grasa sale con las heces-.
Plazo de resultados: Al cabo de un año llega a perder un 10 por ciento de su peso total.
Efectos secundarios: Diarreas, molestias intestinales, flatulencias e incontinencia fecal (el medicamento obliga a no comer grasa para evitar esos efectos).
Dosis: Una cápsula con cada comida principal, si el plato no contiene grasa se puede omitir la dosis.
Costo promedio: ¢30.000 una caja con 84 pastillas (solo con receta médica).
Más para escoger
Otra variedad de marcas completan la oferta de supresores del apetito
Presentación del producto: Cápsulas de Neobex de laboratorios Medix, a base de la sustancia llamada clemborex. Solucaps, de la misma compañía, hecho de la molécula de macindol. Diestet del laboratorio mexicano Searle, a base también de macindol.
Mecanismo de acción: Supresores del apetito a nivel del sistema nervioso central. Los tres productos son mejor tolerados y, por ser menos potentes que otros fármacos, como Duromine, funcionan para casos de poca pérdida de peso.
Plazo de resultados: El efecto de disminución en el apetito es notorio en unas cuantas semanas.
Efectos secundarios: En algunos casos pueden producir dolores de cabeza y estados de excitación -el médico puede suministrar en esos casos fármacos para bajar la ansiedad-. Pero, en general, son productos con muy pocos efectos secundarios.
Dosis: Una pastilla en el caso de Neobex y Solucaps. Y dos en el caso de Diestet.
Costo promedio: Caja con 30 cápsulas de Neobex y Solucaps, ¢8.000. Caja de 30 cápsulas de Diestet, ¢4.000.
Fuente: Entrevista con el especialista en atención de obesidad Alberto Estrada y consulta a las farmacias y páginas de Internet de los productos mencionados.