Un balance previo daba cuenta este viernes de 65 cadáveres.
El lunes pasado por lo menos 330 adeptos de la secta, entre ellos los de 78 niños, murieron carbonizados en una iglesia en Kanungu (suroeste de Uganda). Seis cadáveres en descomposición, de personas presuntamente asesinadas, fueron descubiertos en la tarde del martes en las letrinas del centro de culto.
Según la policía ugandesa la cifra de víctimas pudo elevarse a 400.
Este viernes, la policía ugandesa anunció que califica de "asesinato colectivo" el drama donde murieron los adeptos de la secta en Kanungu, hasta ahora considerado como "un suicidio colectivo".
La secta, fundada y dirigida por el gurú Jospeh Kibwitere, podría contar hasta 4.000 adeptos en todo el país, según las autoridades ugandesas.
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, La Nación Digital.
Fuente: agencias.