Los Ángeles (EE.UU.). El año es malo para los concursos de belleza, y ya sean nacionales, mundiales o universales esas competencias atraviesan una temporada de escándalos que ni la sonrisa de sus reinas puede borrar.
La última muestra ha llegado con la coronación el martes de la nueva Miss Universo, la panameña Justine Pasek, después de que la organización destronara a la rusa Oxana Fedorova por incumplimiento de contrato.
En su coronación, Pasek aseguró estar "sorprendida por la noticia" aunque dado el récord llevado en los últimos meses por el mundo de los concursos de belleza, quizá fue la única a la que el escándalo tomó por sorpresa.
Fedorova es la primera reina destronada en los 52 años de historia de Miss Universo pero es el último de los escándalos que afectan a estos concursos que muchos consideran pasados de moda.
En estos mismos días se ha discutido en los tribunales la legalidad detrás de la supuesta dimisión forzada de Rebekah Revels de su puesto de Miss Carolina del Norte después de que la organización de Miss América fuera informada de que existían fotos de la belleza desnuda.
Se trata de la misma organización que en 1983 destronó a Vanessa Williams después de que salieran a la luz fotos comprometedoras de la ahora actriz y cantante.
En España, la última elección de Miss también estuvo rodeada de polémicas después de que un programa de televisión decidiera presentar a concurso a una periodista camuflada de candidata para conocer los entresijos de la organización.
El organizador del concurso "Señorita Honduras" para "Miss Universo 2001", Eduardo Zablah, denunció el martes que la ganadora, Erika Ramírez, no nació en este país, sino en Bluefields, Nicaragua.
Diversas asociaciones italo-americanas han criticado el concurso de Miss América después de que la candidata de Nueva Jersey, Alicia Renee Luciano, de ascendencia italiana, tuviera que contestar preguntas sobre la serie de televisión "Los Sopranos", acerca de la Mafia, algo que consideraron racista.
En un reciente comentario editorial, el diario "The Times" de Londres afirmaba que estos son escándalos que, de todos modos, no le sacarán los colores a una competición "que saca a pasear mujeres en traje de baño pero insiste en ser un programa de becas, no un concurso de belleza".
No ha sido así siempre. Ya sea la competición de Miss América, que data de 1921, o la de Miss Universo, promovida por una marca de trajes de baño hace 52 años, los concursos de belleza nacieron como un pase de atractivas mujeres en bañador.
Era una competición rodeada del éxito que generó un enorme número de espectadores por televisión a finales de la década de los sesenta.
Ahora, pese a la audiencia global de 600 millones de personas en 176 países con los que la retransmisión de Miss Universo dice contar, la cadena de televisión de Estados Unidos NBC dejó vencer su contrato con Miss América por culpa de los bajos índices de audiencia conseguidos.
Como asegura en su crítica el periódico "USA Today", "ahora se trata de la búsqueda de una chica guapa pero no muy guapa (...) inteligente, pero no peligrosamente".
"La búsqueda de la mujer más inofensiva de la nación Y quién quiere ver eso?", afirma la cronista Laura Vanderkam.
De hecho, los mismos escándalos por los que atraviesan estos concursos pueden ser su mejor forma de intentar recuperar la popularidad perdida.
El productor ejecutivo de Miss América, Bill Bain, no ocultó esta semana sus esperanzas de que la dimisión de Revels, y la batalla legal de esta candidata por recuperar su título de Miss Carolina del Norte, pudiera aumentar la audiencia de un concurso que finalmente ganó Erika Harold.
Lo mismo ocurre con la nueva coronación de Miss Universo.
"Es la mejor publicidad en el mundo para Panamá y debería contribuir a hacer del concurso un gran éxito", afirmó tras conocer la noticia Jean Figali, organizador de Miss Universo 2003, que se celebrará en Panamá el próximo mayo.
Edición periodística: Gerardo González y Juan Fernando Lara . Fuente: agencias.