La película Dirty Dancing: Havana Nigths es la nueva versión del fenómeno cinematográfico de 1987 interpretado por Patrick Swayze, pero al calor de la música y el baile latino y con la actuación del nuevo símbolo sexy de México, Diego Luna.
El filme, que se estrena el viernes en Estados Unidos, no es exactamente la parte II de Dirty Dancing, sino que está basado en la historia real de su coproductora y coreógrafa, JoAnn Jansen, que descubrió el amor de adolescente en la Cuba de finales de 1958.
Ella viene a ser Katey Miller, interpretada por la joven actriz inglesa Romola Garai, una tímida estudiante estadounidense que se muda con su familia a Cuba cuando a su padre le ofrecen un puesto ejecutivo en Ford.
Convivirá con su familia y otros adolescentes "gringos" en el Hotel Oceana -una recreación en Puerto Rico del famoso Hotel Nacional de La Habana-, donde conocerá a Javier (Diego Luna), un camarero muy y agraciado bailarín.
Intrigada por qué es la verdadera Cuba y seducida al verle bailar en la calle -una de las pocas escenas de la película que retrata con cierta fidelidad cómo bailan los cubanos-, Katey persuade a Javier para que sea su pareja en un concurso de baile.
Como en la cinta original, Katey se enfrenta por ello a sus adinerados padres, y efectúa varias escapadas nocturnas con Javier a la discoteca La Rosa Negra, a donde solo van los locales y la temperatura en la pista de baile es más alta que la de la calle.
Algunos días practican en un garaje donde Javier trabaja temporalmente como mecánico de autos, otros, en las calientes playas tropicales de Cuba, uniendo sus cuerpos en una sensual armonía que hace eco de la pasión que crece entre ellos.
En un momento de frustración, Katey pide auxilio a un profesor de baile del hotel, que para mantener a flote la nostalgia de la original Dirty Dancing está interpretado por Patrick Swayze, quien cumple con su papel.