LA PAREJA AL ALTAR. Al fin sucede. Después de tanto desmadre y relajo en la escuela secundaria, ahora Jim le dice a Michelle que quiere casarse con ella y se compromete en un restaurante. Más exactamente: ella está bajo la mesa, escondida por el mantel, y él está sentadito pantalones abajo en situación fácilmente imaginable para el espectador.
Se trata de la tercera película de la serie American Pie, tan discutible en calidad como exitosa en boleterías, donde el humor fácil y chabacano atrae a muchos espectadores, sobre todo a los más jóvenes, mientras agudiza la ponzoña en comentarios adversos de los críticos de cine.
Ahora se titula American Pie: La boda (2003), dirigida por Jesse Dylan, con los actores ya conocidos: Jason Biggs (Jim) y Alyson Hannigan (Michelle), además de Sean William Scott (como el chusma de Stifler) y Eddie Kaye Thomas (como Finch, de nuevo en escarceos sexuales con la madre de Stifler).
Esta vez aparece la actriz January Jones, como Cadence, la hermana linda y deshinibida de Michelle, dama de honor del casorio. Repiten los padres de los muchachos, con la impagable presencia del actor Eugene Levy, como el papá de Jim, con sus despistados consejos. ¡Ah!, y está la abuela de Jim, quien se opone a la boda, pero cambia de opinión por culpa de un hecho que los espectadores celebran.
Cambia de criterio solo porque, a sus años viejos, recibe el afecto erótico del mala hierba de Stifler, en la oscuridad de un clóset, cuando ese bribón cree que está con la hermosa Cadence allí metido: tremenda equivocación que le viene bien al ánimo de la abuela.
Así por el estilo. Tal vez (¡tal vez!) esta tercera entrega sea un poco más comedida en desnudos y en lenguaje, pero mantiene el tono de American Pie: Tu primera vez (1999, de Paul Weitz) y de American Pie: Tu segunda vez es mejor (2001, de James B. Rogers). Lo cierto es que toda secuencia sirve para el humor predecible.
En esta tercera ocasión se llega a la innecesaria exhibición de escenas con prácticas de coprofagia (ingestión de excrementos), para lograr un humor facilón a costa del posible asco de los espectadores.
Por supuesto que hay más enredijos: de situaciones y de personajes, con una despedida de soltero a bordo donde se enredan suegros, suegras y prostitutas para los chistes consabidos. Además, aparecen homosexuales para chistes más consabidos aún.
Hay un momento en que un personaje dice que ser inteligente es difícil. La mejor prueba, decimos, lo es esta película que se atreve a ponerse cursi en medio de su euforia ordinaria, tosca y abrutada. Lo que sí es cierto es que el público la ríe, y esto es un suceso digno de estudio.
Cómo, dónde, cuándo...:
American Pie: La boda se exhibe en Internacional, San Pedro, Cariari, American Mall, Cinépolis, Cinemark (Este y Escazú).
Entrada: De ¢1.200 a ¢1.500, según la sala. Con precio especial para pensionados y en funciones vespertinas.
Horario: Funciones regulares.
Inicio: Viernes 28 de noviembre.