EscucharBagdad, 19 abr (EFE).- Irak ha gozado hoy de una relativa calma, y mientras que líder radical chií, Muqtada al Sadr, ordenó a sus milicianos que no ataquen a las tropas españolas, la coalición informaba de un alto el fuego en la conflictiva ciudad de Faluya.
La orden de Al Sadr, hecha a sus fieles desde la ciudad santa de Nayaf, donde esta refugiado, responde a la decisión del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, de retirar las fuerzas de su país de Irak.
El portavoz de Al Sadr, Qais al Jazali, advirtió, sin embargo, que el Ejército del Mahdi, la milicia del líder radical, "están preparados" para cualquier posible agresión de las tropas de EEUU que rodean Nayaf desde hace varios días para matar o detener al joven clérigo.
El Ejército del Mahdi ha protagonizado en las dos últimas semanas revueltas en varias ciudades del sur chií, con ataques armados contra las tropas de varios países que se encuentran desplegadas en esas provincias.
El contingente español en Irak, con unos 1.300 soldados, está destacado en la ciudad santa de Nayaf y en la vecina Diwaniya.
El mando militar de la coalición en Irak anunció, por su parte, que ya se había preparado para la retirada de las tropas españolas, y que espera que el repliegue sea "ordenado, profesional y militar" para garantizar que no haya un vacío de poder.
"Sabíamos, desde las elecciones, que esta era la postura más probable que adoptaría el nuevo Gobierno español", dijo Dan Senor portavoz civil de la Autoridad Provisional de la Coalición que lidera Estados Unidos en Irak.
En una conferencia de prensa celebrada hoy en Bagdad, el portavoz subrayó, no obstante, que "con España continuaremos nuestra estrecha cooperación en la OTAN en la guerra global contra el terror aunque no aquí" en Irak.
Asimismo, el general de brigada Mark Kimmit, portavoz militar de la Coalición, afirmó: "a corto plazo lamentamos la partida de nuestros camaradas, que han servido con valor, mano a mano con nosotros y con quienes hemos compartido mucho, no sólo aquí si no también en Bosnia y Kosovo donde han sido grandes socios".
Por otro lado, Kimmit y Senor se refirieron a un acuerdo alcanzado hoy en el que se exige que los insurgentes de Faluya entreguen sus armas pesadas, como los morteros y lanzagranadas, para alcanzar un alto el fuego permanente en esa conflictiva ciudad, sitiada por las tropas de EEUU desde hace dos semanas.
El acuerdo fue confirmado por un portavoz del Partido Islámico Iraquí (PII), Hayem al-Huseini, que participó en las negociaciones junto a representantes de la coalición, del Consejo de Gobierno interino y una delegación integrada por dirigentes políticos y civiles de Faluya, a unos 50 kilómetros al oeste de la capital.
"Se ha acordado que las fuerzas de coalición no reanudaran operaciones ofensivas si todas las personas dentro de la ciudad entregan sus armas pesadas", dijo Senor.
También indicó que "las partes han acordado que llamarán a los ciudadanos a entregar armas ilegales, incluidos morteros, lanzagranadas, ametralladoras, material explosivo, fusiles de precisión, granadas y misiles tierra-aire".
"Todos reciben con beneplácito la mejora de la situación en la ciudad y se comprometen a tomar todas las medidas posibles para aplicar un alto el fuego total. También reconocen que en la ausencia de un verdadero alto el fuego hostilidades de gran escala podrían reanudarse inminentemente", agregó.
Cientos de iraquíes y decenas de soldados estadounidenses murieron en los violentos enfrentamientos que se desencadenaron en Faluya el pasado 5 de abril, pocos días después del asesinato y la mutilación en esa conflictiva ciudad de cuatro contratistas de EEUU.
Según Senor, el entendimiento alcanzado permitirá "el libre acceso (de los habitantes de Faluya) al hospital general de la ciudad, así como la retirada y el entierro de los muertos y el envío de comida y medicinas a áreas aisladas".
Si todo va bien, afirmó, "las fuerzas de la coalición van a reducir el toque de queda y a permitir el regreso a Faluya de los civiles" que se vieron obligados a abandonarla por los violentos combates de las últimas dos semanas. EFE
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