La Nación de Argentina (GDA). El uso de Linux y el conocimiento que el usuario común tiene de este sistema operativo han crecido en los últimos años, sobre todo de la mano de Ubuntu, la distribución que promueve Mark Shuttleworth y que para muchos se ha vuelto el sinónimo del sistema operativo libre creado por Linus Torvalds hace dos décadas.
Para muchos usuarios no expertos, los elementos positivos de este sistema operativo inclinan la balanza y permiten superar los negativos.
Entre los pros: es gratis; es amable con el hardware más antiguo; ofrece el mismo grupo básico de herramientas que Windows o Mac OS X y con el mismo nivel de sofisticación y facilidad de uso, incluyendo los navegadores más populares de la Web, clientes de correo y chat, reproductores multimedia, un paquete de oficina, etcétera; se actualiza con frecuencia, y la libertad para elegir alternativas o reconfigurar vistas y herramientas es enorme, gracias a los repositorios de software para Linux.
Su mayor contra es que por ser un esfuerzo comunitario muchas veces da la sensación de que todo está casi terminado, pero que a la vez nunca lo estará, y para los neófitos algunos puntos en su configuración pueden resultar oscuros.
La intención manifiesta de Ubuntu es potenciar los elementos a favor y reducir, siempre que se pueda, los que tiene en contra, y hacer Linux sencillo de instalar y usar para el usuario no experto.
Buscando, además, un camino que le permita diferenciarse de Windows y de OS X es que el año pasado presentó Unity, su nueva interfaz, como una alternativa a los entornos de escritorio más populares en Linux: Gnome y KDE.
Unity ubica una columna de accesos directos a la izquierda de la pantalla, y es inamovible; genera una barra en la parte superior de la pantalla que, como la de OS X, es contextual (modifica los menús disponibles según la aplicación en uso) pero que tampoco se puede configurar.
Para algunos es muy conveniente, para otros hace que Ubuntu pierda flexibilidad y su quiebre con el modelo de Escritorio tradicional en uso en las PC desde 1995 (una barra de tareas y herramientas abajo, con un botón para el menú de aplicaciones, y una segunda barra opcional arriba) termine siendo un paso atrás.
En abril próximo estará lista la versión 12.04 de Ubuntu, y seguramente traerá mejoras a Unity. A propósito: gracias a la aplicación MyUnity (https://launchpad.net/~myunity/+archive/ppa) se pueden cambiar algunos elementos de la interfaz propuesta por Ubuntu.
Pero aunque Ubuntu sea hoy la distribución más popular de Linux, no es la única.
En los últimos tiempos han surgido varias que permiten un acercamiento levemente diferente a la informática personal. Unas cuantas se basan en Ubuntu, por lo que tienen el mismo soporte de hardware e incluyen las mismas herramientas básicas.
Quienes busquen una interfaz más parecida a la tradicional de Windows (y a la de Gnome hasta la versión 2) pero manteniendo la sencillez de instalación y configuración pueden probar con Kubuntu (www.kubuntu.org), que como el Ubuntu original (y Xubuntu, una versión para equipos más modestos) puede instalarse dentro de Windows usando el archivo wubi.exe que está en el CD de instalación: sólo ocupará lugar en una carpeta y ofrecerá, al momento de iniciar la PC, cargar Windows o Linux; si no estamos conformes con su performance lo podemos desinstalar sin afectar el resto de nuestros archivos.
Kubuntu, como PCLinuxOS (www.pclinuxos.com/?page_id>180), usa KDE, que mantiene una interfaz más cercana a la tradicional, aunque agrega elementos de control adicionales en ventanas y widgets, ofrece un menú de Inicio con paneles y más.
En un punto intermedio está Linux Mint (www.linuxmint.com), que toma lo mejor de Ubuntu e incluye algunos elementos que no están preinstalados en esa distribución (como soporte para MP3, DivX y otros códecs propietarios) y que usa Gnome 3 con algunas modificaciones, manteniendo el menú de Inicio pero agregando opciones que permiten ver todas las aplicaciones en uso de un vistazo (al estilo del Exposé de Mac OS X).
Como Ubuntu, Mint agrega una aplicación para Windows en el CD de instalación que permite tenerlo en la PC viviendo en armonía con el sistema operativo de Microsoft.
Otra distribución de Linux que tiene buena reputación por su facilidad de configuración es Pinguy (http://pinguyos.com), con una barra vertical y un dock con accesos directos en la base. Y por supuesto está Fedora (www.fedoraproject.org), otra sólida e histórica alternativa para los que quieran investigar el mundo Linux.
Si la instalación se hará en un equipo de hardware modesto (una netbook o una PC antigua) hay alternativas que no requieren de componentes poderosos, como el clásico Puppy Linux (http://puppylinux.org) o el más reciente SliTaz (www.slitaz.org/es/). Ambos pueden funcionar en equipos con 256 MB de RAM o menos sin mayores inconvenientes, y están pensados para cargar todo el sistema operativo en la memoria RAM, evitando que la PC tenga que leer cosas del disco rígido y acelerando la carga de aplicaciones.