Camp Zeist, Holanda . Los abogados defensores de Abdel Baset al Megrahi y Amin al Jalifa Fahima, los dos libios acusados por el atentado de Lockerbie intentaron demostrar hoy, viernes, que los responsables del acto terrorista pudieron ser palestinos.
El letrado que defiende a Abdel Baset al Megrahi, William Taylor, consiguió arrancar al oficial de policía escocés Gordon Ferry, uno de los responsables policiales que iniciaron la investigación el 22 de diciembre de 1988, al día siguiente del atentado, que la primera pista conducía hacia activistas palestinos.
Las declaraciones de los policías que iniciaron la investigación inmediatamente después de la explosión del vuelo 103 de la Pan Am sobre la localidad escocesa protagonizaron la tercera sesión del juicio que se sigue en la antigua base militar de Camp Zeist contra los dos libios acusados del atentado.
Los abogados defensores centraron el interrogatorio en las pruebas que se recogieron para determinar las causas de la explosión del avión.
Las preguntas versaron sobre los indicios del tipo de bomba y su detonador utilizados para cometer el atentado, en un intento de relacionar el acto con otros similares cometidos por terroristas palestinos contra aviones civiles israelíes en la década de los setenta.
La defensa ejecuta así la táctica empleada desde el primer día de la vista que imputa el atentado al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) o a una escisión de éste, el Frente de Lucha Popular Palestina (FLPP).
Ferry reconoció que las primeras pistas conducían a una red de terroristas palestinos que actuaba desde Alemania, donde un mes antes del atentado fueron detenidos varios de sus miembros con material explosivo que podría ser similar al que se utilizó para fabricar la bomba que derribó el vuelo de la Pan Am.
No faltaron tampoco preguntas para demostrar que había varios agentes de la CIA norteamericana presentes en el lugar de los hechos poco después del atentado, aunque según el relato de los oficiales escoceses sólo podían actuar bajo control de la policía británica.
A instancias del fiscal de la acusación, Alan Turnbull, Ferry admitió también que la pista palestina no era la única que se deducía de las pruebas encontradas.
Los fiscales solicitaron a varios policías, con el apoyo de fotografías, que describieran el estado en el que quedó el pequeño pueblo de Lockerbie después de la caída del avión, que provocó la muerte de sus 250 pasajeros y de 11 vecinos de la localidad.
Las fotografías mostraban, similares a las de un bombardeo aéreo, se mostraron mientras Ferry y otro responsable policial escocés, Alexander McLean, describían cómo se encontraron restos de cuerpos a varias decenas de metros de la calle donde cayó el avión pero también en el interior del fuselaje del aparato todavía atados al asiento con el cinturón de seguridad.
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, La Nación Digital. Fuente: agencias.