El diccionario de la RAE define farándula como la profesión de los farsantes y los comediantes y, en general, del ambiente relacionado con ellos. Eso sí, por farsante se entiende "el que tenía por oficio representar farsas, comediante" y/o "el que pretende pasar por lo que no es".
Pues bien, a la farándula es a la que el nuevo Informe 11 le dio un importante espacio en sus ediciones diarias y se la encomendó a la periodista y locutora Glenda Medina , tal vez para evitar que Cristiana Nassar vuelva a tratar las informaciones relacionadas con el mundo del entretenimiento como "yegüadas", tal y como las definió en tres ocasiones en la edición inaugural del noticiario el lunes pasado.
Del mundo del espectáculo, tal vez la farándula (usted escoge el significado) es su hija más popular y a la vez la menos justa, pues usualmente tiende a inflar a figuras no necesariamente meritorias pero que sí saben con quién codearse y cuales son los chantes y bares inn para hacerlo.
Medina prometió (en un acento a la Bastos) que su trabajo se centrará en las figuras de la farándula, posiblemente en las más luminosas y "divertidas", las que hacen del "pelonear" un modus vivendi y para las que los VIP son más importantes que la guerra en un país musulmán que ni siquiera saben ubicar en un mapa.
Lo anterior no quiere decir que la colección de peluches de Elena Umaña o los "chistes" rojos de Gorgojo no tengan importancia (para nada), pero sí que es poco probable que en el nuevo Informe 11 no se vea mucho del trabajo de aquellos artistas nacionales que trabajan más por el público que por los "flashazos".
Nota: Después de lograr cautivar a millones de lectores en todo el mundo con sus novelas de Harry Potter, no es justo que en la primera entrega de la sección farandulera de Informe 11 le cambiaran sin preguntarle a la escritora Joanne Kathleen (JK) Rowling su K por una C. Claro, a no ser que el mundo no estuviera al tanto de que la mamá del joven hechicero lleva de segundo nombre Carla. ¿O será Carmen?
Las ocurrencias de los distribuidores de cine: como a la excelente película El americano no le fue tan bien como se lo merece en taquilla, a la empresa local que la mueve aquí se le ocurrió cambiarle el título y llamarla El periodista americano , a ver si acaso. Así, de golpe le cambió no solo el nombre a la cinta, sino que también alteró el sentido de la novela en que se basa, que no es otra que la obra del escritor inglés Graham Greene titulada El americano impasible , sobre el colonialismo francés en Vietnam y la injustificada presencia de los Estados Unidos en una guerra injusta (¿qué les recuerda?). Esta novela (publicada en 1955) ya había sido llevada al cine en 1958 por el director Joseph L. Mankiewics y la particularidad es que su personaje central es un periodista INGLÉS, protagonizado de manera brillante en El periodista ¿AMERICANO? por Michael Caine .
¿Quiénes se acuerdan de la Fosforera? Con ese nombre quedó bautizada aquella recordada cuarta edición de la serie de conciertos Craneo Metal que, a mediados de los 90, provocó que la policía le pusiera el ojo al mundo del heavy metal y desatara una de las cacerías de brujas más estúpidas de la vida del país, encabezada por un ministro de esos cabeza caliente. Es inevitable reírse al recordar a los "efectivos" decomisando en la finada Jungla del Disco los muy diabólicos discos de Toto, Aerosmith y Boston, todo en bien de la "juventud costarricense". Por cierto, ¿al final qué hicieron con los centenares de discos decomisados?
Bueno, todo esto viene porque a casi 10 años de aquellos grandes momentos de mojigatería, en la página www.laescapatoria.com se anuncia que es posible que los Craneo Metal vuelvan, para alegría de los metaleros criollos y de todos los que creen en la tolerancia, el respeto y el derecho de los músicos a expresarse.
Esperemos que esta vez la policía reconozca sus prejuicios, pues está claro que los grandes criminales no usan camisetas negras. No, ellos prefieren las corbatas.