Madonna Louise Ciconne, más conocida como Madonna, escogió a Europa para lanzar su nuevo álbum Ray of light, disco caracterizado por una "nueva espiritualidad" y por sus ritmos tecno, música de la cual la "ex rubia ambiciosa" quiere ahora ser la reina mundial.
Madonna atravesó el océano Atlántico con este motivo, grabando en Francia varios programas de radio y televisión. También participó el martes en la noche en la velada inaugural del Festival de la canción de San Remo (Italia), en donde interpretó una de sus nuevas canciones.
Ray of light es el primer disco de la cantante y actriz desde Bedtime stories, en 1994, y con él espera retomar su lugar en la cumbre de los hit-parades internacionales, de donde la han ido desbancando varias estrellas internacionales: la canadiense Alanis Morissette, su propia compatriota Sheryl Crow o la islandesa Bjork.
"Mi intención era hacer un disco que yo tuviese ganas de escuchar", declaró con respecto a este álbum que tiene una gran huella tecno gracias a su productor inglés William Orbit.
Hábil para "oler" lo que gusta, Madonna, que cumplirá 40 años en agosto, se lanzó esta vez en busca de sonidos dance, electro, o trip hop, muy de moda en las discotecas europeas.
Ray of light parece de esta forma tener por principal ambición encontrar su público en las pistas de baile, con varias canciones de discos rápidos, muy sofisticados en lo que respecta a los arreglos.
Madonna afirma que el nacimiento de su hija Lourdes, hace un año y medio, ha influido mucho en los temas tratados y en las letras de las canciones.
"Este álbum es el reflejo de mi situación actual, de mis intereses musicales y mis creencias personales. Tengo el sentimiento de haber sido iluminada, siento la responsabilidad de compartir con el mundo lo que he aprendido hasta ahora", declaró la cantante en el Billboard, el semanario norteamericano consagrado al mundo del espectáculo.
El nuevo disco contiene inclusive, como prueba de la búsqueda espiritual de la cantante, una canción en sánscrito Shanti/Ashtangi.
Este álbum aparece en un momento crucial de su carrera. Su producción anterior, Bedtime stories, no tuvo el mismo éxito que las anteriores, como Like a virgin, 1984, se vendieron siete millones de ejemplares en Estados Unidos.
Bedtime stories, con dos millones de ejemplares vendidos en su país, apareció inclusive a ojos de los observadores como un fracaso con respecto a los parámetros comerciales de la estrella.