Fue en 1993, con la presentación de Los Obscenos , que los escenarios vieron bailar por última vez al costarricense Jimmy Ortiz; sin embargo, aquella fue una despedida “a medias”, ya que en el 2009, después de 16 años de dedicarse a coreografiar y a dirigir al Taller Nacional de Danza, el artista se moverá ahora en el CODA Festival en Oslo, Noruega.
La oportunidad de volver a sus andanzas le llegó gracias al coreógrafo venezolano David Zambrano, quien ha participado como maestro y coreógrafo invitado del Conservatorio El Barco, institución del Taller Nacional de Danza.
Fue tras este contacto que Zambrano lo invitó a participar en el espectáculo Holes , obra que se presentará el sábado en la fiesta de danza contemporánea noruega.
Holes es un espectáculo compuesto por cuatro dúos creados e interpretados por David Zambrano. En cada uno de ellos, el artista se acompaña por una bailarina belga, una coreana, un eslovaco y desde luego el costarricense.
Según comentó Ortiz, la coreografía que él interpreta en Holes cuenta con música pop y bailes populares, cargados de matices latinoamericanos.
Fue precisamente la energía latina de Ortiz que llevó a Zambrano a elegirlo para su montaje.
“Jimmy me parece que es un personaje fantástico. Es alguien que representa la cultura de Costa Rica, me parece que tiene un talento increíble”, dijo Zambrano a Viva .
Esta coreografía se presentó con éxito en el Impulstanz Festival (Austria), en julio, y ahora tendrá una serie de funciones el sábado en Oslo y el 24 de octubre en el Micadance de París, Francia.
Además, como parte de su periplo mundial, este espectáculo se estaría presentando en Amsterdam y posiblemente en el Festival Internacional de las Artes.
Sobre estas experiencias, Viva conversó con Jimmy Ortiz.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar como bailarín de David Zambrano?
Es un trabajo muy interesante, porque somos personas con experiencia. El montaje ha sido muy enriquecedor, siento que yo he aprendido de él y él de mí.
¿Cómo vive este regreso a los escenarios?
Antes de irme, yo me entrené montones, de hecho tomé todas las clases que pude. A nivel físico no hubo ningún problema, pero el trabajo emocional fue muy fuerte porque entrenábamos desde las 9 a. m. hasta las 7 p. m., con ejercicios en los que, incluso, tuve que bailar durante una hora con los ojos cerrados.
¿Qué aprende de esta experiencia una persona con su trayectoria?
Mucho. He conocido otras sensibilidades, formas de abordar los temas y otros procesos de creación, porque David se nutre de lo que hace el intérprete, pero él tiene muy claro qué quiere y qué no quiere del movimiento, entonces, uno aprende como David, bajo su estilo y su estética, va decantando una obra.
Ustedes hicieron una presentación en julio en Austria, ¿cómo se sintió en escena?
Me sentí muy bien, de hecho hay algo muy simpático, y es que en la obra yo canto, y esa fue la parte más dura porque no estaba preparado para cantar (interpreta un extracto de Sombras de Javier Solís); eso fue muy impactante, pero me ayudó porque ya después el movimiento se me facilitó y la gente lo recibió muy bien.
“Yo tenía dudas no de él, ni del trabajo, sino de mí, pero ya la última semana que sentí que estaba claro, que estaba probando una sensibilidad muy madura, y a la hora de bailar crecimos montones”.
¿Podría decirse que esta es una nueva etapa en su carrera?
En el fondo sí, yo no me esperaba que iba a comenzar a bailar de nuevo pero lo tomo positivo, como una etapa de mucha emoción, de hecho, ya quiero ver como esta obra será recibida en Noruega.
“Todo esto me gusta porque aceita mi engranaje no para olvidarme, sino para seguir haciendo lo que he venido haciendo hasta ahora, porque uno da y da y olvida nutrirse”.
En Costa Rica algunos tienen la idea que la danza es una carrera para jóvenes, ¿qué piensa de eso?
En Viena vi varias compañías increíbles con personas de 60 años bailando con jóvenes. Eso me encantó y me motivó montones, porque la danza es como usted la plantee, porque puede ser muy acrobática con los jóvenes, con una gran personalidad para los mayores o una combinación de ambas, todo depende del coreógrafo.
Se podría decir que este ha sido un buen año para usted. ¿Qué es lo que está por venir?
Uno es malinterpretado cuando uno hace cosas y se mueve mucho, pero a mí me hace feliz seguir haciendo arte, promocionar gente, todo esto me emociona y me hace seguir adelante, porque quiero que Costa Rica se vuelva un puente para que otros crezcan en la danza.