Mide casi 70 metros, se acerca al milenio de antigüedad y cuenta, como pocas obras, la historia entrelazada de Francia e Inglaterra. Pocas obras de arte se comparan con el Tapiz de Bayeux, por lo que cuando se anunció en 2018 que sería prestado a Londres fue motivo de gran celebración. Ahora, tras una exhaustiva restauración y aplazamientos, el precioso textil volverá a casa, mil años después de cruzar el mar.
El Tapiz de Bayeux se exhibirá en el Museo Británico como parte de un intercambio histórico. En contraparte, los museos de Caen y Ruán (Francia) recibirán dos de los tesoros más preciados del Reino Unido: el tesoro de Sutton Hoo y el Ajedrez de la isla de Lewis. La exposición temporal del tapiz se inaugurará en setiembre del 2026, mientras el Museo de Bayeux que lo alberga normalmente entra en renovaciones.
El fino bordado, datado en el siglo XI, narra —a modo de una tira cómica actual— la victoria de Guillermo el Conquistador, duque de Normandía, sobre Harold II, rey de Inglaterra, en la batalla de Hastings del año 1066.
Con miles de hombres y caballos, Guillermo cruzó el Canal de la Mancha e invadió Inglaterra hasta someter a Harold Godwinson, el último rey anglosajón, e inaugurar siglos de la historia entrelazada de ambas tierras.
El Tapiz de Bayeux forma parte del Registro de la Memoria del Mundo de la Unesco desde 2007. Es una obra textil muy delicada, que narra de forma minuciosa la batalla en 58 escenas con 626 personajes y 202 caballos bordados con hilo de lana sobre lino.
En él se pueden apreciar bosquejos arquitectónicos, inscripciones en latín, el armamento de la época, navíos de tradición vikinga y muchos más detalles que lo convierten en una cápsula del tiempo de la era medieval.
Es probable que el tapiz haya sido comisionado por el obispo Odo de Bayeux, medio hermano de Guillermo, en la década de 1070. Por años se mostró en la Catedral de Bayeux, en Normandía, hasta que en 1729 fue “redescubierto” por estudiosos que notaron su fino arte y la magnitud de la obra, así como la resonancia histórica de su relato y proveniencia.


Dos tesoros británicos en Francia
Como seña de amistad, el intercambio de altísimo nivel verá a Francia recibir dos de los tesoros arqueológicos más significativos del Museo Británico, entre otras piezas en representación de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido.
El tesoro de Sutton Hoo fue hallado en 1939, cuando una mujer indagó en túmulos en su propiedad. Allí, dentro de la silueta de un navío de 27 metros, halló una cámara mortuoria que bien pudo haber sido de un rey anglosajón, con “platería bizantina, suntuosas joyas de oro, un lujoso juego para banquetes y, más célebremente, un elaborado casco de hierro”, según el Museo Británico.
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Por su parte, el tesoro de la isla de Lewis es nada menos que el juego de ajedrez más famoso del mundo, creado en el siglo XII y hallado en 1831 en Escocia, quizás dejadas por un viajero que iba de Noruega a Irlanda.
“Las piezas de ajedrez están elaboradamente talladas en marfil de morsa y dientes de ballena, y representan a reyes y reinas sentados con expresiones cómicas, obispos, caballeros montados a caballo, guardianes de pie y peones con forma de obelisco”, describe la institución londinense que las resguarda.
El Museo Británico es la principal atracción turística del Reino Unido y recibió más de 6,5 millones de visitas en el 2024.

