
La Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (EUNED) nos invita a una incursión profunda en la historia del pasado reciente de Centroamérica a través de Díaz, de turbulencia. El Zapallo de Lata, una obra del periodista, docente universitario y escritor Carlos Morales Castro que, más allá de la mera compilación de caricaturas, se erige como un valioso documento sobre el poder de la caricatura política.
Este libro, nutrido por las incisivas caricaturas del genial dibujante autodidacta Hugo Díaz Jiménez (18/7/1930-17/6/2001) publicadas en la columna El Zapallo de Lata del Semanario Universidad durante los convulsos años del conflicto centroamericano (1979-1985), no es solo un rescate documental; es una ventana crítica a un período de profunda efervescencia sociopolítica e ideológica en la región.
La caricatura, en su esencia, es una manifestación artística fértil para el análisis desde la perspectiva de los estudios visuales o de la cultura visual. El historiador del arte Ernst H. Gombrich, en su seminal Arte e Ilusión (2010), nos invita a reflexionar sobre cómo las representaciones visuales no son una mera copia de la realidad, sino una interpretación mediada por convenciones y expectativas. Las imágenes caricaturales de Díaz son un claro ejemplo de esta tesis.
No buscan la mímesis perfecta, sino la exageración y la distorsión: herramientas que potencian su mensaje crítico y franco. Las figuras adustas de los protagonistas políticos se transforman en seres ridículos, repulsivos, grotescos o amenazantes; la desproporción de sus cuerpos y la teatralidad de sus gestos son elementos que operan como esquemas visuales que, una vez decodificados por el lector-espectador, activan un cúmulo muy rico de asociaciones y significados.
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Díaz no solo dibujaba; interpretaba y reinterpretaba la realidad a través de un prisma de agudeza crítica, construyendo arquetipos visuales que, por su repetición, se anclan en el imaginario colectivo. En ese sentido, la colorida caricatura que engalana la portada del libro, articula una crítica satírica a la injerencia estadounidense en Centroamérica durante la segunda mitad de la década de 1980.
El entonces secretario de Estado de los Estados Unidos, George P. Schultz, aparece como una figura militarizada, símbolo del poder hegemónico de la potencia del Norte. A su alrededor, una delegación costarricense lo recibe sin disimulada efusividad, mientras que miembros de la Contra nicaragüense se alinean sumisos, evidenciando complicidades políticas y militares. La tensión entre el cartel que dice «Visita amistosa» y la iconografía bélica revela la disonancia entre el discurso de la «neutralidad» costarricense y la realidad geopolítica.

La caricatura de Díaz interpela a quien la observa. En esta línea, la perspectiva de la geógrafa cultural Gillian Rose en Visual Methodologies (2016), se vuelve indispensable para el análisis de las imágenes caricaturescas. Rose nos insta a ir más allá de la mera descripción de la imagen para indagar en sus entramados de poder: ¿quién produce estas imágenes?, ¿a quiénes están destinadas?, ¿qué efectos buscan generar?
Las caricaturas de Hugo Díaz, al ser publicadas en un medio como el Semanario Universidad, una voz crítica y de contrapoder en Costa Rica, operan como un foro desacralizador de los poderes mundanos. Eran una forma de visualización del descontento al accionar político, una herramienta para la denuncia sin cortapisas y, al mismo tiempo, un catalizador para la reflexión ciudadana sobre la injerencia externa y las tensiones que laceraban a Centroamérica en los últimos y álgidos años de la Guerra Fría.
Las caricaturas editoriales de Hugo Díaz, en este sentido, no son inocuas. Son artefactos culturales imbuidos de intencionalidad política. Su humor, agudo, mordaz y de fisga inocente, actúa como un vehículo para develar la hipocresía, la corrupción y las contradicciones de los discursos oficiales. La habilidad de Díaz para capturar la esencia de un momento histórico a través de líneas simples y sencillas, pero poderosamente sugestivas, es notable.
Desde la presencia militar estadounidense hasta los conflictos políticos internos en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, las caricaturas de Díaz ofrecen una crónica visual de los acontecimientos, pero siempre tamizada por un derrotero crítico y una profunda empatía por las víctimas de la violencia.
Díaz, de turbulencia es, en definitiva, un testimonio de cómo el humor gráfico, incluso en su manifestación más aparentemente lúdica, como la caricatura editorial, puede convertirse en una herramienta de análisis político y de memoria histórica.
Carlos Morales, al compilar y contextualizar estos 240 dibujos en tinta, nos ofrece la oportunidad de revisitar un capítulo crucial de la historia centroamericana a través de un lente diferente; un lente que, gracias a la visión de Hugo Díaz, nos permite ver la turbulencia con claridad, y comprender mejor las complejas interacciones entre imagen, poder y sociedad.
«…yo no podría ser un caricaturista sin compromiso»
— Hugo Díaz
