
En una noche de alegrías un mercado del arte marcado por meses de desaceleración, un retrato de Gustav Klimt se convirtió este martes en la segunda obra más cara jamás vendida en subasta. El Retrato de Elisabeth Lederer alcanzó $236,4 millones en Sotheby’s Nueva York, muy por encima de su estimado de $150 millones, tras una electrizante puja de casi 20 minutos que mantuvo en vilo a la sala.
La obra, pintada entre 1914 y 1916, retrata a una joven Elisabeth Lederer, hija de prominentes mecenas del artista, enfundada en una túnica imperial con motivos chinescos.
Uno de los dos únicos retratos de cuerpo entero de Klimt que aún permanecen en manos privadas, la pintura llevaba casi 40 años colgada en el departamento de la Quinta Avenida del empresario Leonard A. Lauder, heredero de la firma Estée Lauder, fallecido en junio. Era la pieza más valiosa de las 54 obras consignadas a la casa de subastas por su patrimonio.

La venta representaba un momento de alta presión para Sotheby’s, que había garantizado un pago mínimo para asegurar la colección Lauder, valorada en unos $400 millones. El retrato de Lederer, por sí solo, concentraba más de un tercio del total. La identidad del comprador no fue revelada.
El resultado marca un nuevo récord para el pintor austríaco, pues supera los $108 millones alcanzados en 2023 por su Retrato de Adele Bloch-Bauer I, que justamente adquirió Ronald Lauder, hermano de Leonard. El único precio mayor registrado en una puja pública sigue siendo el de Salvator Mundi, de Leonardo da Vinci, vendido por $450,3 millones en 2017.
Gustav Klimt (1862-1918) fue uno de los más destacados pintores austríacos del modernismo y uno de los fundadores de la Secesión de Viena. Su estilo combina simbolismo, ornamentación ampulosa y una profunda exploración de la figura humana, especialmente la femenina.
Klimt era amigo de los Lederer, quienes financiaban parte de su trabajo artístico. Los nazis confiscaron la vasta colección de arte de los Lederer durante más de una década. Muchas de sus obras de Klimt se exhibieron en una muestra de 1943 en Viena y luego fueron almacenadas en el castillo de Immendorf, que ardió al final de la guerra. Los retratos familiares, excluidos de la exposición debido a su herencia judía, fueron separados y finalmente se salvaron por ese motivo.
