Las tierras prometidas suelen fragmentarse, mostrando –en este acto de decadencia– que los mesías les prometen la salvación a muchos, pero solo se la otorgan a pocos. En esto, la labor de los escribas es la de encontrarle sentido al caos, a las promesas que se transformaron en ilusiones vacías e ingratas, o por lo menos de lanzar gritos de auxilio.
Transhumano. Demasiado transhumano, de Fernando Contreras Castro, es un volumen que reúne columnas escritas por Antonio La Puente, un periodista hondureño que narra, que describe, que vive, el desarrollo del siglo XXI, ofreciéndonos un recuento de un presente que se convierte en futuro desde Centroamérica.
El llamado “corpus Antoniano” indaga las últimas consecuencias de jugar, ya sea científica o socialmente, con la humanidad misma, por aquellos Prometeos que son devorados por su propio fuego. ¿Qué significa ser humano cuando nuestras propias creaciones nos reemplazan?
Las columnas arrancan con un proyecto político y urbanístico de crear una ciudad privada: Lempira siglo XXII. Es así como un modelo urbanista privado se propone como la solución para los problemas que azotan al mundo. Honduras se utiliza para probar la creación de una urbe – cerrada y hermética hacia un exterior salvaje – que contenga, en su interior, lo mejor del progreso.
Sin embargo, las utopías suelen ser relámpagos que nos encandilan en lugar de iluminarnos. A través de los distintos recuentos contenidos en el libro, podemos apreciar la consagración de un cambio en el que los Estados-Nación desaparecen para darle paso a pequeños oasis privados. En las ciudades privadas no hay personas, hay consumidores; no hay ciudadanos, hay espectadores distraídos; no hay rebeldía, solo complacencia.
Una cartografía de posibilidades
Siendo una obra de ciencia ficción, Transhumano. Demasiado transhumano representa un porvenir dolorosamente parecido a nuestra realidad contemporánea. Estamos ante un mapa que brinda una cartografía de posibilidades, más cercanas que ficticias, que ubica patrones y tendencias que ya están sucediendo y las pone en conjunto para revelar una centroamericanidad in extremis: ¿qué le va a pasar a la región cuando la desigualdad y los avances tecnológicos se unan en un matrimonio químico sin precedentes..., cuando todo un planeta olvide que existe una zona, un algo, llamado Centroamérica?
Pero una Lempira siglo XXII no se construye por generación espontánea: se construye gracias a voluntades, a agendas específicas. Finalmente, el brave new world, descrito por Antonio La Puente llega a un desenlace no muy diferente al que podríamos vivir próximamente: acepta que un nuevo mundo necesita de nuevos habitantes.
Este periodista hondureño narra cómo se anuncia la primera generación de transhumanos. Producto de la ingeniería genética, estos nuevos seres no son ni hembras ni machos, tienen pieles de muchos colores, son capaces de auto reproducirse: superiores en todo sentido, a los anticuados seres humanos. Sin los males de las pasiones, sin los vicios que embaucaron tantos destinos esperanzadores, sin el sinsabor de la nostalgia.
La creación de los transhumanos, y la intención de que estos nuevos seres puedan crear al posthumano definitivo, asemeja una justicia divina, implica aceptar que la humanidad, vieja y caduca, hipotecó su salvación y nunca la pudo recobrar.
Este nuevo paso evolutivo gestado en laboratorios pretende resolver los dilemas que hemos tenido por milenios; es decir, solucionar los problemas que ocasionamos. Los transhumanos señalan que la historia humana no es una línea recta que progresa ‘hacia arriba’, como decían los filósofos de la ilustración, sino un garabato sin forma.
Alerta por escrito
Con esta obra, Fernando Contreras Castro construye un oráculo que lanza una advertencia sobre los excesos de nuestro presente, sobre los peligros de no imaginar que el mundo puede ser diferente.
En Transhumano. Demasiado transhumano se encuentran sociedades enteramente mediadas por distintas tecnologías e interfaces, alteraciones genéticas, y hasta explosiones de religiosidades con matices políticos. De esta manera, las columnas de Antonio La Puente plantean una pregunta sin responder: ¿para quién son las distopías? ¿Quiénes las viven, quiénes las sufren?
Las columnas de Antonio La Puente nunca dejan de sorprender y de encontrar eco en un mundo todavía sin transhumanos. A veces, el futuro es un lujo que muy pocos llegan a tener.
*El autor es investigador doctoral en The London School of Economics.