Editorial: Súbita ruptura con Cinde

“Cinde es ahora la organización de promoción de inversión con la puntuación más alta desde que existe el parámetro. Es la número uno de todas las organizaciones o agencias que evaluamos. Con una nueva puntuación de 95,27, Cinde elevó el listón para todas las organizaciones de apoyo empresarial y consolidó su lugar como una de las organizaciones comerciales o de inversión más respetadas y eficaces del mundo”, según el informe de evaluación.

En octubre del 2021, Cinde también fue distinguida por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en Ginebra, Suiza. El reconocimiento destacó, en particular, las aportaciones al crecimiento de la industria de dispositivos médicos, de los cuales Costa Rica es el segundo mayor exportador en América Latina.

La revista especializada Site Selection escogió a Cinde como una de las mejores agencias de promoción de inversiones en su clase. No lo hizo un año, ni dos, ni tres, sino a lo largo de seis años consecutivos. En el 2019, la entidad recibió, en Dubái, el premio por el mejor proyecto de inversión en América Latina, por atraer al Centro de Operaciones de Seguridad de la empresa IBM, con una inversión de $21 millones.

Valgan estos ejemplos de reconocimiento internacional para confirmar lo que es bien sabido en Costa Rica: a lo largo de más de cuatro décadas, Cinde ha sido una pieza fundamental en el engranaje del desarrollo nacional, particularmente en la atracción de inversiones generadoras de cientos de miles de empleos.

Junto con el Ministerio de Comercio Exterior (Comex) y la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), Cinde es pieza indispensable del éxito exportador de Costa Rica y su inserción en el mercado internacional. Las tres instituciones son parte de una de las gestiones más exitosas de comercio internacional en el mundo. El Comex funge como rector, Procomer apoya a los exportadores y Cinde atrae la inversión.

El propio presidente, Rodrigo Chaves, en su discurso del 2 de mayo ante la Asamblea Legislativa para rendir informe de su primer año de labor, se unió a los elogios y destacó la participación de Cinde en el impulso de la educación técnica. Al mismo tiempo, calificó la alianza de fructífera y puso de ejemplo la firma del tratado de libre comercio con Ecuador. Para mayor desconcierto, Cinde había recibido la notificación del fin del convenio apenas cuatro horas y media antes.

Por eso, el súbito anuncio de la cancelación del convenio entre las tres entidades para el diseño, ejecución y seguimiento de programas de atracción de inversión extranjera causó preocupación y estupor. La carta enviada por el Comex a Cinde declara, sin rodeos, la “rescisión unilateral” del convenio de cooperación alegando dificultades para proporcionar la parte del financiamiento correspondiente al Estado.

Ese aporte nunca antes fue cuestionado y el gobierno de Carlos Alvarado lo mantuvo incluso en medio de la pandemia. Viene en disminución y el año pasado alcanzó ¢750 millones, una suma modesta comparada con la inversión de 101 empresas atraídas al país en el 2022. En total, en los ocho años hasta el 2022, 405 empresas se establecieron aquí y el año pasado generaban 181.000 empleos; 19.000 más que en el 2019.

El Comex rescindió el convenio y Cinde se manifestó respetuosa de la decisión, pero Procomer, donde las cámaras empresariales tienen una representación mayoritaria, se manifestó entrada la tarde para negar el papel de Cinde en la atracción de inversiones. Pedro Beirute, su director, y el ministro de Comercio Exterior, Manuel Tovar, dijeron contar con el apoyo de las cámaras empresariales para la ruptura del convenio. La posición de esas organizaciones debe ser expresada con claridad, por sus propios representantes, para cumplir el compromiso de transparencia con el país y el empresariado.

La ruptura del convenio altera, significativamente, una de las pocas políticas de Estado vigentes en Costa Rica. El aparato de estímulo a la exportación y atracción de inversiones se ha mantenido intacto a lo largo de muchas décadas, pese a la repentina negación de su utilidad por parte de funcionarios que han participado de él durante años. Esa es la clave de su éxito y en eso consiste el riesgo del súbito golpe de timón.

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