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Mathias Cormann, secretario general de la OCDE, vino a presentar el informe sobre Costa Rica. (Mayela Lopez)
En el informe que presenta la OCDE sobre la situación del país, hay aspectos positivos y negativos. Si queremos ver el vaso medio lleno, podemos resaltar que, desde el anterior reporte de la OCDE, hace tres años, la situación macroeconómica mejoró sustancialmente. El gran y persistente déficit fiscal bajó y la deuda pública dejó de crecer. La aprobación de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, en el 2018, ayudó mucho, al incluir algo de impuestos nuevos, aspectos para mejorar la recaudación y control del gasto.
El hecho de que el gobierno de Chaves dé continuidad a la política de austeridad de la administración anterior, apegado a la regla fiscal, es algo que tanto la OCDE como el FMI y otras instituciones financieras internacionales resaltan como factor clave en los buenos resultados macroeconómicos. Tanto es así, que todos advierten que la consolidación fiscal depende de la continuidad de la aplicación de la regla fiscal.
El informe de la OCDE también hace un recuento de muchos aspectos en los que el país tiene oportunidades de mejora. En lo que falta para llenar el vaso.
Nos recuerda muchas cosas que ya sabemos que deberíamos haber hecho, pero que no hemos ejecutado. Entre otras, recomienda aumentar la productividad a través de más investigación y mejor educación, que se reduzcan los trámites para facilitar los emprendimientos, que aumente la competencia en varios mercados, fortaleciendo la comisión de la competencia y cambiando regulaciones para eliminar prácticas monopólicas en sectores claves, como el de la electricidad, las telecomunicaciones y el financiero.
Para aumentar las oportunidades, además, recomienda establecer una estrategia integral para reducir la informalidad (bajar cargas sociales y simplificar más el sistema de salario mínimo) y aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral a través de un aumento de la oferta de cuidado infantil asequible.
Y ahí sigue con muchos muchos otros aspectos que requieren atención, si queremos aspirar a mejorar los ingresos y las oportunidades de todos.
Sin caer en el pesimismo, yo me inclino más por ver el vaso medio vacío, en señal de que falta mucho por hacer, y que, más bien, hay que acelerar el paso para ejecutar tantas recomendaciones de la OCDE como sea posible y en el menor plazo.
El autor es economista.