Columnistas

Infinitas preocupaciones

Los empleados públicos y sus privilegios ayudaron, como a I. Newton y G. Leibniz, a ilustrar la respuesta a una de las paradoja de Zenón.

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En un convite cargado de comida y bebida obtenida del jugo de uva fermentado, decía a sus amigos Zenón de Elea –filósofo nacido en la magna Grecia, al suroeste de Italia, alrededor del año 500 a. C.– que “ningún corredor puede terminar una carrera de una milla”. De no haber sido general el sentido de esa afirmación, sino referida a mí, estaríamos ante una verdad que no requiere demostración, pero Zenón tuvo en mente corredores de alto calibre.








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