Sobre el fútbol he leído dos definiciones que me parecen muy buenas ilustraciones de esa cancha donde se juega el partido que los aficionados no ven, la política futbolera.
Luis Eugenio Todd, catedrático mexicano, define este deporte como el opio del pueblo. Y en la serie El Presidente, audiovisual que explica cómo el expresidente de la Federación Chilena de Fútbol, Sergio Jadue, fue el topo para que el FBI destapara el gran escándalo mundial conocido como el FIFA Gate, se dice que la “FIFA es mejor que el Vaticano, lo que pasa ahí adentro, se queda ahí adentro”.
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Vamos a tropicalizar las cosas para así entender la mentira detrás de los permisos de trabajo para los extranjeros que juegan en el fútbol costarricense.
Un amigo panameño llegó a Costa Rica para trabajar y me comentaba, viendo un partido, que no entendía por qué él se tardó 22 días en estar en regla con Migración y Extranjería y los jugadores extranjeros llegan hoy y ya el fin de semana pueden jugar.
La intriga me invadió.
Haciendo las consultas en Migración y Extranjería, me indicaron que no existe ningún trato diferenciado para los jugadores: “un futbolista es un trabajador como cualquier otro y el procedimiento para ponerse en regla y laborar en el país es el mismo”, me dijeron.
Con este panorama, esperamos a que llegara el 2 de febrero, el último día para inscribir jugadores, y así obtener el dato de cuántos foráneos estarían inscritos para trabajar en el Torneo de Clausura 2022.
Nos encontramos con un total de 41 deportistas y, cotejando la lista con Migración, 22 de ellos no cuentan con su respectivo permiso. Increíblemente, entre ellos está Javon Romario East, ese delantero jamaiquino que tiene dos años y seis meses trabajando en el país. Increíble.
La Unión de Clubes de la Primera División (Unafut) le respondió a La Nación que un extranjero debe estar al día con su permiso de trabajo, aunque también me reconocieron que sí había un acuerdo tomado en la Fedefútbol para que Competición avalará la inscripción de un jugador con solo tener la cita en Migración. Documento del cual este medio tiene una copia.
Es aquí donde inicia la falta a la verdad. Este documento indica que el acuerdo se tomó el 12 de agosto del 2020 porque en ese momento Migración y Extranjería tardaba varios meses en atender el trámite producto de la pandemia, situación real en ese entonces.
Pero resulta que, un año y cinco meses después, los equipos siguen inscribiendo jugadores basados en un acuerdo que no está por encima de la Ley de Migración y Extranjería, ya que esa entidad reguló sus servicios dos meses después de tomado el acuerdo por parte del Comité Ejecutivo de la Fedefútbol; es decir, hace año y medio. Muy vivos.
Cada respuesta federativa sobre este tema, venía justificada por el impacto de la pandemia producto de la covid-19. Por ejemplo, el técnico de la Tricolor, Luis Fernando Suárez, tiene siete meses de trabajar en el país de manera ilegal. Suena duro, pero así es.
Y el secretario general, Gustavo Araya, nos indicó que iniciaron el trámite desde el primer día “aunque existen plazos (como asignación de citas) que escapan del control de la Federación”. Otra falta a la verdad.
Ahora los ocho equipos con jugadores en situación irregular y la Fedefútbol corren para legalizar a sus colaboradores extranjeros porque Migración actuará como dicta la ley.
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El fútbol no está por encima de las leyes de un país, los acuerdos en la Federación Costarricense de Fútbol no pueden estar por encima del marco jurídico nacional. No es el Vaticano.
Ahora la bola está del lado de Migración y Extranjería. Veremos si Alajuelense y Saprissa alinean en el clásico a sus jugadores extranjeros sin permiso de trabajo. Así como el Municipal Grecia, Guanacasteca, Santos, Pérez Zeledón, Jicaral y Sporting.
El fútbol debe servir de ejemplo siempre y no solo para las campañas de concientización que organizan.