Las alertas que la Cruz Roja ha recibido este año alcanzaron la cifra de 382.220, lo que significa un promedio de 46 cada hora.
Esa cifra supera en 8.351 las atendidas el año pasado, que cerró con 373.869.
Las 437 muertes por accidentes de tránsito, cuando todavía faltan 12 días para que termine el año, tienen alarmadas a las autoridades de la Cruz Roja, máxime que el año pasado cerró con 474, es decir serán más de 911 personas muertas en carreteras en los últimos dos años.
El 63% de las 1.360 muertes violentas que la Cruz Roja ha atendido en el 2018 obedecen a accidentes en carreteras y por lesiones con armas, tanto de fuego como blancas.
Jim Batres, subdirector de Gestión de Riesgo de esa entidad, afirmó que sus estadísticas solo incluyen las muertes en sitio, sin contar las personas que mueren luego en centros médicos.
“Hemos tenido un crecimiento importante de las fatalidades en carretera. Los esfuerzos que se habían hecho entre el 2010 y el 2012 por parte de todas las instituciones, cuando se dio el movimiento por una ley de tránsito más rigurosa, lograron que las cifras se mantuvieran por unos tres años y después la tendencia volvió a crecer”, explicó.
Batres insistió en la urgencia de educación vial que comience desde la escuela para cambiar el comportamiento de futuros conductores y peatones, pues definitivamente no bastan las leyes para reducir las muertes.
“Cuando hablamos de educación vial no solo hablamos de conductores, tenemos que educar al peatón”, dijo.
Incluyó a estos últimos, porque, según dice, son constantes peatones que cruzan a media cuadra, no respetan los semáforos, no caminan por el lado izquierdo de la vía, además de padres que llevan a sus niños al lado de la vía, en lugar de llevarlos por el lado interno.
El llamado a la prevención de la Cruz Roja se eleva en los últimos días del año, cuando la gente carga mucha estrés y eso también provoca accidentes.
Aparte de acciones preventivas, las autoridades también toman medidas de represión. La semana pasada la Fiscalía ordenó encarcelar y reseñar a los choferes sorprendidos ebrios al volante. Solo este fin de semana se detuvo a 49.
Los accidentes de tránsito y las agresiones con armas de fuego y blancas conforman la mayoría de las muertes violentas en nuestro país. En este último rubro la entidad registra 323 fallecidos en lo que va del año.
Cuidados en el agua
Otra cifra significativa es la de ahogados. Este año van 138, cuando el año pasado fueron 116.
Como ya los estudiantes están de vacaciones y por la temporada de principio y fin de año muchas familias visitan sitios turísticos, la Cruz Roja llamó a evitar situaciones que comprometan la seguridad.
Al visitar playa conviene informarse sobre los sitios más seguros o aquellos donde hay peligro por corrientes de resaca.
No se recomienda el uso de dispositivos inflables porque las personas pueden ser arrastradas por la corriente.
En cuanto a las playas, la Cruz Roja realiza un monitoreo de las que tienen más visitación y menores condiciones de seguridad para distribuir los recursos hacia ellos.
Algunas como Sámara en Pacífico norte; Jacó y doña Ana, en el Pacífico central, y las de bahía Ballena, en el sur, contarán con la presencia de cruzrojistas.
Las tres provincias costeras, Puntarenas, Limón y Guanacaste son los que registran más personas ahogadas, sin embargo en San José, Alajuela, Cartago y Heredia también hay siniestralidad por ahogamientos en ríos, lagunas, lagos y piscinas.
Carlos Herrera, encargado de atención prehospitalaria de la Cruz Roja, dice que en muchos casos las personas entran al agua sin determinar que una poza que se ha visitado de manera regular puede presentar cambios rápidamente.
Si ha pasado una época de lluvias o hay arrastre de basura, troncos, palos o hasta electrodomésticos y la gente se tira, puede toparse con objetos y por eso la accidentabilidad ha crecido en la zona de ríos.
“A veces bajo efectos de sustancias tóxicas o embriagantes la persona adquiere valor para hacer cosas que no debe y se tiran al agua y se ahogan”.
La elevación súbita o la disminución del caudal en un río significa que algo pasa aguas arriba y se debe salir cuando eso ocurre.