De no cambiar la situación actual, ¿qué podría ocurrir con la situación de vivienda del país?
La tendencia es hacia una crisis habitacional. Cada día más, se está generando una presión de gente que necesita casa y que no está recibiendo ninguna solución. Eso puede reventar en una crisis en cuestión de unos cinco años. Esa es mi estimación.
¿En qué nos estamos estamos equivocando como país?
La institucionalidad, el INVU y el Mivah (Ministerio de Vivienda), están concentrados en ciertos ejercicios de fideicomisos y proyectos habitacionales concretos que me parecen de valor. Pero todo eso hay que comentarlo porque va a resolver un número muy parcial de viviendas. ¿Qué van a hacer 800 viviendas si necesitas 60.000?
¿Cómo se atiende un déficit de vivienda que ya no se concentra en las clases bajas?
Las casas de interés social son del siglo pasado. Hay que actuar desde una política de vivienda protegida en la cual se desarrollan células de vivienda en la ciudad, principalmente donde el uso de suelo es comercial. Eso tiene que ser una política mancomunada entre municipios. También urge fortalecer un plan nacional de vivienda.
Usted propone que se construyan bloques de vivienda. ¿En qué consisten?
Un bloque permite combinar la vivienda con el comercio. Por ejemplo, un bloque de cinco pisos tiene la planta baja de comercios y los demás pisos son para vivienda; es decir, el 80% se reserva para vivienda y el 20% para comercios y servicios.
“Como eso no puedes obligarlo de la noche a la mañana, podrías exigir que todo lo nuevo que se construya en zona comercial tenga esas características”.
¿No sería más efectivo construir torres de vivienda?
Comprar un apartamento en las torres cuesta $300.000. ¿Cuánto pagás por mes? ¿Cuánto tenés que ganar por mes? ¿¢3 millones? Eso no es vivienda de clase media. No está mal, pero es para otro sector y hay que prestar atención a eso.