
El 15% de los colegiales costarricenses ha tenido deseos de morirse en los últimos 30 días y uno de cada diez ha planeado cómo acabar con su vida, según un estudio del 2016 de la Clínica del Adolescente del Hospital Nacional de Niños (HNN).
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La preocupación por estas estadísticas y otros datos recabados motivó al Ministerio de Educación a trabajar desde marzo del 2017 en el "Protocolo de atención a la población estudiantil que presenta lesiones autoinfligidas y/o en riesgo por tentativa de suicidio", el cual estaba previsto presentar en el segundo semestre de este año.
Sin embargo, este lunes los diputados de cinco partidos políticos se aliaron para aprobar una moción del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) en la que se pide al presidente de la República, Carlos Alvarado, frenar la divulgación del documento.
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La excusa de los legisladores es que, según ellos, el ministro de Educación, Édgar Mora, trata de utilizar el protocolo para borrar la polémica por un tuit suyo, escrito el fin de semana.
Aunque los diputados oficialistas les insistieron en que el protocolo conlleva un trabajo técnico de muchos meses, con asistencia de especialistas en la materia, la moción de los diputados intenta exigir que se les consulte a “profesionales y expertos en la materia, instituciones y organizaciones”.
Además, la iniciativa pretende que el protocolo se les consulte a los padres de familia, para que “resulte en la conceptualización e implementación de las mejores prácticas para prevenir y mitigar las consecuencias del suicidio” en el país.
La guía, de 45 páginas, explica en su primera parte cómo debe abordar un docente las autolesiones en los estudiantes y, en su segunda parte, la atención de menores que han pensado o intentado suicidarse.
Según Katia Grosser, directora nacional de Vida Estudiantil del MEP, esta guía se trabajó directamente con el Consejo Nacional de Salud Mental, adscrito al Ministerio de Salud, con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y el Instituto de Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA).

Suicidio
El protocolo incluye instrumentos para que docentes y personal de escuelas y colegios pueda detectar conductas de riesgo o tentativa de suicidio en el estudiantado.
Uno de estos es el denominado C.A.S.A. (Cambios repentinos, Amenazas verbales y no verbales, Sentimientos, Acciones o conductas), modelo que permite observar ciertas señales de advertencia sin dejar de lado otras manifestaciones que pueden ser determinantes.
También se les enseña la Escala Nemotécnica P.A.L.I. (Pensamiento de muerte y plan, Aislamiento, Letalidad e Intentos previos) que posibilita al docente detectar una situación de riesgo y tener una visión general del peligro en el que se encuentra el estudiante con ideación suicida. Además, dar información relevante al momento de realizar la referencia respectiva a un centro de salud.
Se le explica a los docentes las señales para identificar al alumno que se encuentre en riesgo de realizar un plan suicida y las etapas de un acto de este tipo (Fantasía o ideación suicida, amenaza suicida, gesto suicida, tentativa o intento suicida y el suicidio consumado).
Ante tentativa de suicidio, el protocolo establece los pasos a seguir, entre ellos a servicios de emergencia, familiares y realizar la evaluación P.A.L.I. inmediata del estudiante.
Si no se presentan las personas a cargo de la persona menor de edad, se debe denunciar negligencia ante al Patronato Nacional de la Infancia (al llamar al 911 se activa la comunicación al PANI).
Se recomienda a los funcionarios evitar "dar sermones o regañar" al alumno sobre los aspectos que considera importantes en la vida (como familia o religión), juzgar, ignorar y divulgar detalles de lo sucedido.
La misma guía habla sobre los mitos que rodean el suicido, como que la conducta suicida es solo una manera de llamar la atención o que el comportamiento suicida no es hereditario.
En el caso de un suicidio consumado dentro de la institución educativa, se establece que los docentes deben informar inmediatamente a las autoridades de la institución, llamar al 911; procurar mantener la calma de la población estudiantil y como medida administrativa, suspender las lecciones.
La recomendación es que los alumnos regresen a sus casas para evitar que afecten la escena, que se victimizace a la persona fallecida, así como posibles crisis ante la situación.

Autolesiones
En el caso de las autolesiones, el protocolo enseña que estas pueden identificarse cuando el estudiante lo comunica de forma indirecta o directa, cuando algún compañero lo hace, o cuando la familia comunica que identificaron partes del cuerpo del estudiante con lesiones realizadas por sí mismo.
Las conductas extrañas del alumno al vestir, el uso de suéteres a pesar de clima cálido, podrían ser otras señales de este comportamiento.
Lo conveniente cuando se detectan las autolesiones en el centro educativo es citar a padres, madres o encargados para informarles en presencia del estudiante, conversar con el alumno sobre eventuales ideas de suicidarse y realizar un análisis de características de él o de ella en riesgo, a través del modelo C.A.S.A.
"Se ha hecho un análisis de lo que dice la ciencia de este fenómeno, no es un tema sencillo y es multicausal. En el protocolo explicamos cómo se puede detectar, cuáles son los chicos en situaciones de riesgo, que podemos observar en el centro educativo. No se puede negar que es un tema que hay que hablarlo en el centro educativo", indicó Grosser.
La funcionaria dijo que no podía contestar si con la moción se va a suspender la aplicación del protocolo.