Lo más común es que se comuniquen en inglés, pero en la casa base del Trans Costa Rica, donde se hospedan los ciclistas extranjeros, se pueden escuchar conversaciones en español, alemán e italiano.
Durante más de una semana, los pedalistas foráneos conviven en una amplia casa de habitación en Bosques Doña Rosa, en Ciudad Cariari, donde se conocieron un poco más, aprendieron de su cultura y hasta un poquito de otro idioma, según expresaron ellos mismos.
El alemán Marckus Kaufmann comparte habitación con su compañero del equipo Texpa Simplon, el suizo Michael Stunzi, mientras el noruego Ole Hem, del Wilier 7C Force, lo hace con el italiano Tony Longo.
También están el canadiense Cory Wallace, del Kona, y los colombianos Leonardo Páez (Giant Promedical), Jonathan Botero, Diego Arias y Mónica Calderón (Zerouno Factory Racing), quien es la única mujer.
LEA MÁS: Ebanista fabricó marco de bicicleta de madera para correr en la Trans Costa Rica
A la casa llegaron ocasionalmente los escarabajos radicados en Costa Rica: Diyer Rincón, Luis Mejía y Angela Parra, del equipo CBZ Asfalto 7 C Wilier.
La dinámica de la amplia casa está en manos de Francisco Rodríguez Álvarez, a quien Dax Jaikel, organizador del evento, le encargó darle todas las comodidades a los ciclistas.
Rodríguez se encarga de trasladarlos, llevarlos de compras o bien solventar alguna necesidad que tengan, por lo que está disponible prácticamente las 24 horas.
Dos cocineros hacen el desayuno que se sirve a las 7 a. m., el almuerzo está listo a la 1 p. m. y la cena a las 6:30 p. m. Durante el día encuentran frutas, café, gaseosas y los competidores pueden dividir el resto del tiempo como ellos deseen. La mayoría se va a dormir entre las 9:30 y 10 p. m.
LEA MÁS: Gigantes del ciclismo de montaña mundial desafíados por el Trans Costa Rica
El teutón Markus Kaufmann aseguró que es más agradable convivir en una casa, por las facilidades.
“La casa está adaptada a nuestras necesidades. Tenemos alimentación. Salimos a competir y al regresar hay masajista, nos lavan las bicicletas, los uniformes y en general es muy cómodo. Además conocemos un poco más a los otros ciclistas, porque en competencia a veces solo nos vemos y saludamos, pero al estar acá podemos saber un poco más de su vida y quiénes son ellos”, indicó Kaufmann.
Tanto en los cuartos como en las áreas comunes es normal ver a los corredores con sus teléfonos celulares, conversando o usando sus computadoras portátiles para comunicarse con familiares o estudiar la altimetría de las etapas. Lo primordial es descansar, porque antes y durante la carrera es necesario recuperar fuerzas.
Diyer Rincón admitió que él vive cerca de la casa base de los corredores, pero durante la Trans Costa Rica llega para alimentarse y conversar con los invitados de la carrera.
“Aquí pueden estar hasta 12 ciclistas y la verdad es muy cómodo. En otros eventos como la mayoría está por su lado es normal que solo nos saludemos, pero acá podemos conversar, conocernos más y es un ambiente familiar. Hay muchas comodidades y la dieta es la esencial para un deportista. En cuanto al idioma ahí nos vamos entendiendo, algunos hablan inglés, otros un poquito español y yo habló un poquito italiano”, dijo admitió Rincón.