En setiembre del 2010, cuando Costa Rica todavía digería el amargo trago por no haber disputado la Copa del Mundo de Sudáfrica, sucedió algo que pudo ilusionar el fútbol nacional: un joven de 15, llamado Malcom Frago, partiría a la prestigiosa Academia Aspire de Catar, encargada de la formación de futbolistas de élite.
Aspire, por ejemplo, tiene entre sus embajadores mundiales a Lionel Messi, Raúl González y Xavi Hernández.
Cuando se fue, Frago integraba el proceso sub-17 de Costa Rica. Con la Academia tuvo la oportunidad de enfrentar y hacerle un gol al Bayern Múnich. También jugó ante otros clubes; sin embargo, el camino que al principio era una autopista hacia el profesionalismo empezó a volverse de lastre hasta que nueve años después, con 24 años de edad, el futbolista se centra en resurgir.
Considerado una de las principales promesas del fútbol nacional, Frago encontró una serie de piedras después de su salto a Catar, las cuales le impidieron consolidarse. Hoy, prefirió volver a las raíces: el fútbol costarricense. De la mano del técnico que más le agradece de su etapa formativa, Carlos Watson, lucha por el sueño de ser jugador élite.
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El extremo formado en el Saprissa firmó por un año con el Uruguay de Coronado de la Liga de Ascenso y asegura que afronta este reto con la misma ilusión con la que viajó hace una década como figura del fútbol latinoamericano, porque fue el único representante de esta región del orbe en aquel momento.
“Simplemente el fútbol tiene en ocasiones una autopista para llegar a los destinos, otras veces toca ir por calle de lastre. A uno a veces le tocan caminos más difíciles por decisiones. Ahora tengo madurez y sé que mi momento llegará. No fue una decisión prematura (ir a Catar). Yo estoy tranquilo, ahora solo queda tener paciencia y trabajar”, declaró.
Después de estar en tierras catarís, el deportista inició un peregrinaje que lo llevó al Saprissa dos veces, también al Seattle Sounders de la MLS y lo terminó dejando en el fútbol universitario estadounidense, situación que agradece.
Del 2014 al 2018 se dedicó a sacar su carrera profesional de Mercadeo en una universidad norteamericana.
“Ya siendo profesional, porque eso se volvió prioridad, me vine a Limón FC. hace un año, pero me lesioné bastante feo y estuve fuera por dos torneos completos. Tuve una lesión muscular que se fue complicando, cada vez la abertura se fue haciendo más grande y la recuperación se hizo sumamente lenta”, contó.
Para Carlos Watson, timonel uruguayo pero también supervisor de Selecciones Menores en 2010, cuando Frago era parte del proceso sub-17, rescatar dicho talento es importante para el fútbol tico, ya que en él se encuentran características difíciles de observar en otros futbolistas.
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“En aquel momento yo no estaba de acuerdo con su partida a Catar. Su salida del país fue prematura y precipitada, pero ahora hay que mirar hacia el frente y darle la oportunidad porque es un valor diferente. Él es hábil como pocos, en corto es letal, sin que se vuelva a lesionar como le pasó en Limón quiero ver ese nivel porque puede convertirse en un jugador importante”, explicó Watson.
Cuando al estratega le propusieron la posibilidad de tener al jugador en sus filas, se sentó y conversó con el atacante para llegar a un acuerdo y vincularlo a su club.
“Yo tomé el proyecto y teníamos unos 15 días de entrenar, él (Malcom) apareció y conversamos ampliamente. A mí me interesaba saber qué quería porque acá en Uruguay no deseaba que llegara, tomara forma y se fuera. Él me habló de dos semestres acá como mínimo y así me pareció”, relató el timonel.
Parte de la conversación que convenció a Watson para darle la oportunidad al exmorado fue que su sueño por trascender continúa vigente.
"En la conversación que tuvimos me quedó claro que tiene el sueño intacto, quiere regresar y alcanzar el nivel que todos queríamos en aquel momento", sentenció.
"El sueño muere cuando muere el soñador, uno tiene inspiración y ganas de salir adelante. Tengo las mismas metas, quiero volver a usar la camisa de la Selección Nacional, eso no cambia. Yo tengo metas alcanzables para realizar una gran meta a futuro", expresó el deportista.
De hecho, en su periodo de reflexión sobre qué pasó en el pasado en su carrera, el ofensivo tiene claras las razones.
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“Siento que el corte de procesos que tuve me afectó bastante, también personas que lo aconsejan a uno, que no asesoran bien. Estuve en Saprissa, Seattle, Bélgica y uno para poder consolidarse lo primero que debe tener es estabilidad y yo no la tuve, yo comencé muchas veces en muchos lados para buscar el salto. Yo debí quedarme más tiempo en Saprissa o Seattle”, pronunció.
Carlos Watson se propone rescatar una promesa que pudo ilusionar al fútbol nacional hace nueve años, en uno de los momentos más amargos del balompié tico. En ese tiempo deslumbró con su talento y consiguió destacar para convencer a cazatalentos profesionales, pero faltó consolidarse.