En mi participación anterior en este Foro, no me referí a algunos argumentos esgrimidos en los artículos de José Daniel Lara y Enrique Egloff publicados semanas atrás y considero importantes para dimensionar justamente el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) en épocas actuales. Me refiero a planificación energética, mercado regional, generación privada y fideicomisos. Empezaré con un tema clave en el Plan Nacional de Energía 2015-2030.
Planificación energética. La utilización o no de un determinado recurso para generar electricidad, por ejemplo el agua que proveen los embalses, responde a una estrategia de operación del sistema de generación y no a decisiones puntuales de cada planta. Los recursos disponibles para generación eléctrica se planifican a largo plazo desde una visión integral a fin de elegir la combinación óptima de opciones.
También existe claridad en que uno de los aspectos donde debe mejorarse a fin de aprovechar al máximo los recursos del país es garantizar que el conjunto de proyectos de generación eléctrica que se desarrollen represente un óptimo a escala nacional. En las próximas semanas estaré emitiendo, como rector de Ambiente y Energía, una directriz donde se establecen los lineamientos para garantizar la eficiencia y eficacia en la planificación de la generación eléctrica en el ámbito nacional, tal como lo establece el VII Plan Nacional de Energía 2015-2030.
Capacidad instalada. La capacidad instalada de generación eléctrica tiene una justificación técnica que obedece a la naturaleza de un sistema renovable y a la disponibilidad de las fuentes energéticas. Los recursos renovables que ahora muestran mayor crecimiento en el mundo, en su mayoría, están sujetos a la variabilidad de las fuentes, como es el caso de la energía solar y la eólica, y por ello deben ser complementados por fuentes firmes de energía o con un sistema de almacenamiento tipo baterías que aún están en desarrollo en los países más avanzados.
La gran mayoría de los países emplean fuentes no renovables; en Costa Rica, por el contrario, los complementos se obtienen de la geotermia y los embalses de regulación, dejando la fuente térmica únicamente como respaldo en caso de falla. Esta última, por disposición del regulador, debe ser primero sustituida por importación proveniente del Mercado Eléctrico Regional (MER), lo que conlleva un inconveniente: pierde su firmeza al estar sujeta a la realidad de ese mercado.
Esto plantea que el ICE debe tener toda una capacidad instalada disponible para salvaguardar la demanda. Incluso, debe contar con la capacidad instalada necesaria para completar la generación propia de las empresas municipales y las cooperativas rurales.
Mercado regional. En Centroamérica, el mercado regulado, según datos publicados por la Cepal (2016), representó más del 90 % de la energía que se suministró en la región mientras que el mercado no regulado (spot) únicamente el 10 %. Omitir esta realidad utilizando únicamente como fuente los precios de referencia de un mercado minoritario (spot) es desnaturalizar la situación general de los precios en la región, en especial si en el caso de Costa Rica tenemos un mercado eléctrico totalmente regulado.
Generación privada. Esta generación, en el caso de los generadores privados hidroeléctricos, proyectos a filo de agua, operativamente en años y meses secos, no aportan mucho al sistema; igualmente, los proyectos eólicos particulares dejan de contribuir en los meses de mayor lluvia. Esto obliga a tener una capacidad instalada adicional para cubrir esas salidas del sistema y asegurar que el SEN continúe siendo funcional.
En años húmedos, como el 2017 e inicios del 2018, la problemática difiere dado que los contratos de generación privada establecen la obligatoriedad de incorporar al SEN la energía producida por estas empresas, por lo cual se debe verter agua de los embalses, dejar de producir en plantas hidroeléctricas del ICE y poner en reserva la geotermia para incorporar al sistema la generación privada.
Conforme se adicionan plantas nuevas y la producción total de los privados aumenta, crece el monto total que el ICE debe solicitar a la Aresep y que se carga a las tarifas finales para clientes y distribuidoras. La cifra pagada a los generadores privados subió un 78 % del 2014 al 2017, mientras que la energía entregada aumentó solo un 45 %.
Esquemas de financiamiento. El empleo de fideicomisos para financiar infraestructura eléctrica fue una solución en un momento histórico cuando existían restricciones del Fondo Monetario Internacional para la inversión en el sector público (endeudamiento). Sin este esquema de financiamiento, el país hubiese enfrentado graves atrasos en el desarrollo de este tipo de obras.
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También es válido señalar que varios de estos instrumentos están cerca de su liquidación, por ejemplo ya se canceló el fideicomiso de la Planta Hidroeléctrica Peñas Blancas, con lo cual el costo de la energía producida por esa planta bajó.
En próximos años se liquidarán otros fideicomisos por lo que permitirá contar con tarifas aún más favorables.
El autor es ministro de Ambiente y Energía.