La Caja Costarricense de Seguro Social tiene ante sí un difícil reto de solvencia económica. La sostenibilidad financiera exige una reingeniería para pagar pensiones y el elevado costo de los servicios médicos, entre otros.
Por otra parte, debe cubrir a la población más vulnerable. El país es cada día más de adultos y menos de personas jóvenes, lo cual exige cambios estructurales a corto plazo.
Los ingresos corrientes de la CCSS son inferiores a los gastos. El déficit asciende a ¢146.000 millones, producto del desbalance compuesto por ¢42.000 millones del seguro de enfermedad y maternidad; ¢76.000 millones del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM); y ¢28 millones del Régimen No Contributivo.
De no tomar medidas correctivas, la CCSS será insostenible y el gobierno deberá buscar recursos para pagar sus obligaciones a la institución y hacer todos los esfuerzos posibles para reactivar la economía. Parte de la solución dependerá del reajuste en las cargas obrero-patronales, porque originan la informalidad.
Los gastos médicos vienen incrementándose, en promedio, un 6 % anual en los últimos 10 años y para colmo no están ligados a la productividad.
La CCSS tiene que establecer parámetros para la medición de la competitividad, contener el acelerado crecimiento del gasto corriente e invertir en infraestructura y equipamiento de primer mundo.
Todos los hospitales públicos deben invertir en capacitación, cultura, tecnología, infraestructura y operaciones con la mira puesta en obtener acreditaciones de calidad, seguridad y servicio que se exigen en el sector.
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Corrección a tiempo. La gobernanza de nuestro sistema de salud está desarticulada, porque no hay esfuerzo conjunto, ni rectoría real para fijar metas entre todas las instituciones que la componen y en la cual la CCSS desempeña el papel protagónico. Es una debilidad urgida de corrección para conseguir mayor eficacia.
La CCSS debe contratar una auditoría externa de operación. Esta le ayudará a identificar los puntos clave para aumentar la productividad. Un buen sistema de costos, flexibilidad y evaluar la comprar de servicios a terceros con estrictos sistemas de medición de calidad y transparencia es una tarea apremiante para que los afiliados reciban los servicios por los que pagan.
Los altos costos operativos deben reducirse. Las alianzas público-privadas bien estructuradas siempre significarán eficiencia y medición de resultados a través de los datos almacenados en el expediente digital único en salud (EDUS).
Un servicio oportuno y de buena calidad a los asegurados significará grandes ahorros para la institución. Las cooperativas a cargo de los Ebáis y la clínica de Tibás son un buen modelo, y si algunos directores lo cuestionan, que pregunten a los usuarios.
Solo si hay cuentas claras, flexibilidad, capacitación continua y calidad, la institución eliminará las terribles presas en las especialidades médicas. Mientras esas condiciones no se den, no habrá una institución modelo.
Los resultados de las mediciones internacionales y la evaluación de los usuarios es fundamental. El desarrollo de una fuerza laboral especializada en atención primaria y un horario ampliado restará presión a las salas de emergencia de los hospitales, adonde van cientos de personas que no fueron atendidas en los Ebáis.
Asignar más funciones al personal de enfermería y técnicos, trabajar en acreditaciones, dar oportunidad a estudiantes de Medicina para terminar sus carreras, reabrir especialidades, utilizar el Sistema de Compras Integrado (Sicop) y la tecnología de punta para atender a los pacientes que están en teletrabajo son las nuevas herramientas para aumentar la productividad.
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Reformas necesarias. La CCSS debe reinventarse para que siga siendo competitiva. Debe buscar fuentes de financiamiento, adicionales a las existentes. La Asamblea debe reformar la ley de enganche, que aumenta los salarios de los médicos automáticamente.
Hay que graduar más especialistas para no pagar costosas extras en complejas guardias. No se puede seguir hablando de costos históricos. Debe modernizarse el sistema contable y emplear siempre prácticas internacionales en esta materia.
Hay que atacar con educación y prevención las enfermedades crónicas propias de un nuevo modelo vida y el envejecimiento de la población. Hay que concentrarse en cómo cultivar la actividad física, la alimentación sana y el abandono del fumado y las drogas.
Otro campo de acción del sistema de salud es la seguridad laboral, las condiciones sanitarias y el medioambiente. El 60 % de los jóvenes de entre 20 y 44 años sufren sobrepeso. Las enfermedades cardiovasculares y respiratorias deben vigilarse y educar para reducirlas.
La CCSS pertenece a todos, pues todos la sostenemos con nuestros aportes, y es el principal cimiento del desarrollo social. Los sindicatos deben estar claros en que deben ser los primeros en promover la sostenibilidad institucional.
Las reformas que exigen los nuevos modelos de gestión y productividad son urgentes por el bien de la colectividad.
El autor es ingeniero.