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La cantante estadounidense, que provoca reacciones apasionadamente opuestas, enfrenta al mundo con un álbum en el cual profundiza en su sentido del tiempo en cámara lenta y en su mezcla de sofisticación retro y franqueza


La artista de 28 años ha afinado su sonido para su segundo disco, <em>Ultraviolence</em> . La melancolía de su música ha tomado tintes aún más lóbregos; no tanto por sus ritmos morosos y sus letras llenas de duda y lamentaciones, sino por cuestiones extramusicales de promoción. Recientemente expresó, en una entrevista para <em>The Guardian</em> : “Ojalá estuviera muerta ya”.