El golpe por la salida temporal de Demasa de la actividad causó una merma del 35% en el valor de las exportaciones de palmito y la partida de productores en el 2020, pero ahora otras industrias reviven ese sector e incluso acusan falta de materia prima.
Después del primer impacto por el anuncio de Demasa, a finales del 2019, firmas como Montaña Azul y Corazón Tierno, así como la reciente llegada de Palmini, propician en este momento una reactivación de este sector.
A esto se une que Demasa volvió a comprar el producto en Costa Rica, luego del intento de trasladar todas las operaciones de este producto a Ecuador.
Palmini, de reciente entrada al país, firmó primero un contrato con la cooperativa Coopehorquetas y, luego, adquirió la planta de la cooperativa que está en este momento en total remodelación.
Con eso, se están beneficiando unos 49 productores a quienes se les compra el producto y que el año pasado no tenían donde colocarlo.
Palmini abrió la planta en la cual se elaboran productos tipo espagueti y arroz, pero a base de palmito. Esto permite un mayor aprovechamiento del tallo.
El resurgimiento de la actividad en los meses recientes se debe a dos factores: la caída en la oferta mundial del alimento por problemas de producción en Ecuador, Perú, Bolivia y Costa Rica, y una tendencia mundial a sustituir carbohidratos por vegetales en el contexto de la alimentación sana.
Es por eso que Palmini llegó a elaborar –Montaña Azul ya lo hace– productos sustitutos de pastas de trigo y de un cereal como el arroz.
Pamela Arias, directora de Operaciones de Montaña Azul, explicó que en Ecuador el área de siembra bajó de 17.000 hectáreas a un estimado de apenas 7.000. Ese país ya venía con problemas de producción y el duro impacto de la pandemia terminó de golpearla.
Igualmente se suscitaron caídas en la siembra en Perú y Bolivia, también fuertes productores por estar cerca del Ecuador (ese cultivo requiere de alta luminosidad), coincidieron Arias y el productor Eliécer Fernández.
Paralelamente, grandes mercados, como Estados Unidos y la Unión Europea, reportaron una muy fuerte aceptación de las pastas (espagueti, lengüini, lasaña) y el arroz hechos a base de palmito, para sustituir los carbohidratos de esos productos con uno a base de un componente vegetal.
La combinación de factores llevó a que la actividad tenga hoy un notable repunte, explicó Arias, aunque prefirió no afirmar cuánto tiempo durará la bonanza. La tendencia de consumo saludable pareciera ser de largo plazo, dijo la empresaria.
Fuerte impacto
En el 2020, la salida temporal de Demasa asestó un fuerte golpe a los productores de palmito, coincidieron Arias y Fernández, en declaraciones por separado.
Aunque el informe no es oficial, se calcula que entre el 2018 (se temía la salida de Demasa) y la actualidad, el área de siembra en Costa Rica bajó de 8.000 a 3.000 hectáreas.
Las cifras de exportaciones también lo confirman, pues casi la totalidad de este alimento se destina al mercado externo.
Los datos del portal estadístico de la Promotora del Comercio Exterior (Procomer), indican que en el 2019 el ingreso por la venta de palmito a mercados externos sumó $11,42 millones. El año pasado, el valor de las exportaciones apenas llegó a $7,36 millones.
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El principal factor de ese desplome fue la salida temporal de la empresa Demasa, la cual anunció su decisión el 20 de diciembre del 2019, con aplicación a partir de enero del 2020.
La exportación de palmito, empero, ya venía en caída antes del anuncio de Demasa, la firma que más volumen colocaba en el exterior. En el 2015, el ingreso por los envíos al exterior de ese producto se ubicó en $15,74 millones y al 2019 ya había bajado a los mencionados $11,42 millones.
Entre el 2015 y el 2019 la caída en el valor de las exportaciones fue del 27% y si se compara con el 2020 resulta en una merma del 53%.
Resurgimiento
Fernández, productor de palmito que tiene su finca en Campo Dos de Cariari, Pococí, explicó que la primera parte del 2020 fue muy dura para los agricultores, pues con el cese de actividades de Demasa se cayó la compra.
En ese periodo, muchos productores dejaron la actividad y dedicaron sus fincas a sembrar yuca y plátano y otros las convirtieron en áreas ganaderas. Fernández, por ejemplo, dejó de sembrar siete hectáreas para quedarse con 23 hectáreas de palmito.
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El esfuerzo de Fernández y de otros productores que se mantuvieron en la actividad se compensó cuando Coopehorquetas empezó a necesitar materia prima para suplir el contrato firmado con Palmini. Así lo explicó el agricultor.
La planta está abriendo operaciones, en Horquetas de Sarapiquí, donde se elaborarán pastas en diferentes presentaciones, arroz y puré, hechos con corazón de palma dijo esta firma en un comunicado.
Mientras tanto, la empresa Demasa volvió a reactivar sus compras en Costa Rica. La compañía regresó luego de un intento por tener toda su actividad con este producto en Ecuador.
Aunque se intentó conocer la versión de Demasa, al cierre de esta información no se tenía respuesta.
La combinación elevó la demanda y, según narró el productor Fernández, se incrementaron los precios. Los valores estaban por debajo de ¢140 el tallo con rendimiento procesado de 160 gramos y ahora el valor pagado a los agricultores oscila entre ¢180 y ¢190.
Arias detalló, por su lado, que Montaña Azul tiene una operación vertical, es decir, tiene plantaciones propias y la planta industrial. No obstante, agregó, siempre ha comprado también a productores independientes y en este momento debe pagar a más de ¢200 el tallo por la escasez de materia prima.