Gracias a dos tipos de mapas de riesgo, los bomberos forestales ahora podrán prever cuándo y dónde ocurrirá un incendio.
Con esa información, las brigadas tendrán la posibilidad de reaccionar más rápido y así evitar que el fuego se propague en áreas protegidas.
El nuevo Sistema Cartográfico de Riesgo de Incendios Forestales, presentado oficialmente este viernes, es una herramienta de alerta temprana que puede ser consultada desde una computadora o dispositivo móvil (celular o tableta).
A la larga, esto ayudará a bajar los costos operativos, a la vez que se reducirá el área promedio que es afectada por el fuego que, por incendio, es de 43,6 hectáreas (ha) dentro de parques nacionales o refugios.
Este sistema cartográfico es el resultado de un plan de cooperación triangular entre Costa Rica, Marruecos y Alemania.
Los funcionarios costarricenses aprendieron de los marroquíes, quienes cuentan con vasta experiencia en la creación y uso de sistemas cartográficos de riesgo, gracias a los cuales pasaron de 14 ha de área afectada por incendio a 2,34 ha, tras cuatro años de implementar las cartas.
“Con solo los mapas no se puede apagar el fuego, pero sí pueden orientar las acciones que permitan extinguirlo”, comentó Hicham Mharzi, representante del Alto Comisionado de Agua, Bosques y Lucha contra la Desertificación, de Marruecos.
Aparte de la entidad marroquí, en el proyecto se involucraron el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), Fundecooperación, el Ministerio Federal de Cooperación Económica para el Desarrollo (BMZ) y la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ).
Para Ingo Winkelmann, embajador de Alemania en Costa Rica, el calentamiento global empeorará la frecuencia e intensidad de los incendios forestales, por lo que estos mapas constituyen un esfuerzo por adaptarse a las condiciones que trae consigo el cambio climático.
¿Cómo funcionan? Para elaborar los primeros mapas, se eligió el Área de Conservación Guanacaste (ACG), pues ya se contaba con información de cada uno de los incendios forestales ocurridos entre 1997 y el 2014.
Esa información histórica detalla punto de ignición y hora, área afectada por el fuego y tipo de vegetación.
Esos números se cruzaron con los datos históricos provistos por el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) para Guanacaste.
Gracias a ello, el Instituto de Investigaciones y Servicios Forestales (Inisefor), de la Universidad Nacional, en conjunto con la empresa de software ADDAX, elaboraron un mapa estático.
Ese plano muestra cómo se han comportado los incendios forestales y sirve de base al segundo tipo: el mapa dinámico, el cual se actualiza automáticamente dos veces al día con los datos meteorológicos del IMN (humedad relativa, temperatura, lluvia, velocidad y dirección del viento).
Esto señala el riesgo de ignición y de propagación en una cuadrícula de 100 x 100 metros.
Con base en una escala de color, el funcionario del Sinac podrá prever dónde existen altas probabilidades de incendio, hacia dónde se propagaría y la cantidad de área que se vería afectada.
“Eso le permitirá estar en el campo buscando el fuego antes que este se extienda”, comentó Gustavo Madrigal, de ADDAX.
El mapa incluso permite calcular distancias y tiempo de traslado desde los centros operativos, así como los caminos que están habilitados y dónde están las rondas cortafuegos.
Según la viceministra de Ambiente, Patricia Madrigal, el objetivo es ampliar estos mapas al resto de las áreas de conservación. La meta está fijada para el 2021.
Sin embargo, las otras áreas de conservación no llevan un registro sistemático de los incendios, por lo que el mapa estático partiría de imágenes satelitales donde se detallan los puntos calientes, tomadas en un periodo de al menos 10 años, para así realizar una reconstrucción histórica.
Para esta segunda fase, se contará con el financiamiento del Fondo de Adaptación, el cual es administrado en el país por Fundecooperación.
Este fondo fue creado por Naciones Unidas para financiar proyectos en los países que forman parte del Protocolo de Kioto y que además son vulnerables a los impactos del cambio climático.
Enriquecer datos. El proyecto está lejos de quedarse allí.
Según el representante de ADDAX, el siguiente paso será realizar modelos que combinen las características topográficas del área de conservación con datos meteorológicos para, de esta forma, lograr ver si, por ejemplo, una pendiente influye en un mayor o menor riesgo.
La otra tarea es realizar un inventario de combustibles, esto es, muestrear el área por tipo de vegetación, ya que algunas especies de plantas son más propensas a arder. A eso se suma el nivel de desecación.
Asimismo, Madrigal indicó que otro objetivo es alimentar el mapa estático con datos provenientes del Sistema Nacional de Información Territorial, una iniciativa de datos abiertos que pretende que las instituciones estatales compartan información.
De tal forma, esta carta estática podría detallar fuentes de agua disponibles, de las cuales los bomberos podrían echar mano al momento de atacar el fuego.