La vigésimo sexta Cumbre del Clima de Naciones Unidas (COP 26), desarrollada en Glasgow, Escocia, entre el 31 de octubre y 13 de noviembre pasado, terminó en acuerdos tildados de decepcionantes por especialistas y portadas de prensa, alrededor del mundo.
Entre lo que más se criticó fue que la reunión de estados no cumpliera fehacientemente con el eslogan de la conferencia: “La última y mejor esperanza”, ya que los 197 países y territorios participantes concluyeron con un pacto menos vigoroso de los esperado.
Esta conferencia era la primera desde la COP21 de París, en 2015, que esperaba que los países y, sobre todo, las potencias mundiales se reunieran presencialmente para comprometerse a firmar robustecimientos concretos de sus acciones. Estos no se alcanzaron.
En cuanto a metas, ha habido dos COP parteaguas en la historia: la #3, en Kioto, Japón, donde se alcanzó el Protocolo de Kioto, que comprometió a los países industrializados a limitar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), de conformidad con las metas individuales acordadas. Y la #21, en París, Francia, donde el mundo asumió el reto de contener el aumento de la temperatura por debajo de los 2 °C y seguir esforzándose por limitar el aumento a 1,5 °C en el futuro.
La costarricense Christiana Figueres, socia fundadora de Global Optimism, exsecretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático del 2010 al 2016, y quien tuvo a su cargo la supervisión del histórico Acuerdo de París sobre el cambio climático en 2015, adoptado por 190 países y la Unión Europea, charló extendidamente el pasado 1.° de diciembre sobre la COP 26 en un programa especial del Incae Business School, disponible en YouTube.
A continuación copiamos lo que dijo la especialista, acaso la voz tica más experta en materia de sostenibilidad. Sus palabras ayudan a entender de forma sencilla y clara los avances, los atrasos y lo que falta. Segmentamos sus respuestas por temas a los que se refiere. La entrevista original la realizó Jaime García, investigador y economista del Incae y de Social Progress Imperative (SPI).
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¿Por qué fue una COP tan mediática?
Esta COP hizo más revuelo porque era la primera conferencia anual de los gobiernos bajo la convención del cambio climático. Era la primera vez desde París, desde 2015, que se tenían que reunir para incrementar su ambición y compromisos de reducción y adaptación.
“El esfuerzo global de 2015 nos llevó a una mejora de donde estábamos antes, de casi 6 °C de incremento de temperatura a 3,7 °C, en la actualidad. Eso se logró con el acuerdo de París. Pero el acuerdo de París también manda que los países cada cinco años tienen que poner otra vez sus incrementos de ambición, porque la tecnología va mejorando, porque las políticas de desarrollo sostenible van siendo cada vez más efectivas y populares, y porque van cambiando los mercados de capital.
“Era la primera vez en que se ponía en juego esa disposición del acuerdo de París”.
Dos aspectos positivos que sorprendieron a Figueres
El tono (del pacto en esta COP) es definitivamente de más urgencia y de más emergencia. Es un tono que nunca habíamos tenido. Hasta ahora siempre era más tenue. Esta vez sí se refleja el tono de urgencia que han usado los científicos en los últimos tres años.
“Sí sorprende que en un texto negociado por todos los gobiernos, se note ese tono de urgencia y emergencia. Eso confirma a todos que esa urgencia, en cuanto a todos los temas de sostenibilidad, ahora es oficialmente aceptada por los gobiernos.
“Lo segundo: por primera vez hay un reconocimiento tan franco de que todos los ecosistemas están entrelazados. No hay eso de que la atmósfera por acá, los océanos por allá, la criosfera (los hielos) por otro lado. No. Ahora en este texto se nota que ya por fin hemos entendido que todos los ecosistemas están entrelazados y, que además, la calidad de vida humana está entrelazada con la salud de la naturaleza. Eso es un gran avance.
“Los que hemos estado trabajando en esto desde hace ‘ocho cientos mil años’, pues nos parece un poco ridículo que eso sea un avance, pero yo les garantizo que es un avance político el que todos los países estén de acuerdo”.
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¿Quiénes frenan los avances en políticas de sostenibilidad que le hagan frente al cambio climático?
La crisis climática es algo objetivo, no es algo subjetivo. Es tan difícil de aceptar para algunos porque hay países y compañías que tienen desde hace muchísimos años intereses muy arraigados en la producción y la venta de combustibles fósiles. Punto final. Por eso es. Y se les está haciendo muy difícil esa transición. Se les hace cada día más difícil porque la transición tiene que ser más rápida de lo que habíamos creído.
“Cada año la ciencia mejora y les corta el tiempo que tenemos para la transición. Entonces, esos países y esas compañías no solo se ven retados por una transición que exige que cambien completamente su modelo de negocios, sino que además lo tienen que hacer a una velocidad que para ellos es vertiginosa y muy difícil de lograr. De ahí viene la resistencia”.
“Y yo la entiendo. Esa resistencia tampoco es subjetiva. Es objetiva la dificultad que tienen esos países y esas compañías. No la podemos negar. ¿Qué si tienen el derecho moral o financiero de seguir en esa resistencia? Ese es otro tema. Pero de que para ellos es sumamente difícil, definitivamente lo es”.
La activista climática sueca Greta Thunberg dijo que la COP 26 era puro “bla, bla, bla” político. ¿Dónde se ven los avances de estas conferencias?
Yo no creo que sea ‘bla, bla, bla’. Yo sé de dónde viene eso, pero yo no estoy de acuerdo. No creo que los esfuerzos que se están dando son ‘bla bla bla’. ¿Cómo se operativizan (los esfuerzos)? Pues es muy evidente. Un acuerdo que es legalmente vinculante a nivel internacional, tiene que pasar a ser legalmente vinculante a nivel nacional. Todos los países que han ratificado el acuerdo de París, para ellos el acuerdo de París es legalmente vinculante. Y ya lo estamos viendo en muchos sectores. En las decisiones corporativas o en las decisiones del sistema financiero.
“Seis años después de París ya tenemos el efecto de que algunos estudios llaman ‘el efecto de París’, que es un efecto de descarbonización.
“Ya tenemos una tercera parte de la energía eléctrica mundial que es renovable y vamos, fácilmente, hacia el 50% en los próximos cinco años.
“Ya vos no encontrás una sola compañía de vehículos livianos que no tenga en su catálogo los vehículos eléctricos o que siga con un plan de continuar con vehículos de combustión interna. Ya todos se pasaron a lo eléctrico y están sacando los modelos de combustión, porque saben que hacia allí va el futuro.
“Esas compañías tienen fechas fijas para las cuales están modificando sus fábricas, entrenamientos de ingenieros y de ensamblaje, etc., para ya pasarse a los vehículos eléctricos. Algunos tan pronto como en 2025 o 2030. Y otros, como Noruega, ya lo hicieron o están en la última fase.
“También hay ciudades que están prohibiendo que se vendan a partir de ciertos años, empezando en 2025; que se vendan vehículos de combustión fósil. Obviamente la flota vieja seguirá siendo de combustión fósil durante unos años. Pero la renovación es de eléctricos.
“También tenemos avances sorpresivos en el sector financiero. En la COP 26 ya se nota que los inversionistas y los bancos se dieron cuenta de que no pueden tener carteras que tengan presencias importantes de carbono o de combustibles fósiles.
“El asunto del ‘bla bla bla’, no hay tal. Lo que sí hay es una preocupación de que esas transiciones se están dando, pero no se están dando a la velocidad que la ciencia lo exige”.
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¿En qué falló la COP 26?
Quedó corta en dos temas gruesos: En el tema de apoyo financiero a los países en desarrollo, porque es obvio que los países en desarrollo van a necesitar, tanto capital concesionario, como capital de inversión, para hacer la transición que tienen que hacer. Y tienen que tener acceso a ese capital a costos de capital que sean accesibles a los países en desarrollo.
“Y se quedó corta en cuanto a la atención a la adaptación, que es todo lo que tenemos que hacer para prepararnos para los estragos del cambio climático que son inevitables y sabemos que se nos vienen encima”.
Christiana Figueres es anfitriona del podcast Outrage + Optimism (Indignación + optimismo). ¿Qué es lo que la indigna más sobre el cambio climático?
A mí me indigna la lentitud de la transición. La entiendo con la cabeza pero me indigna porque no es moralmente aceptable. Me indigna saber el nivel de recursos financieros que podemos movilizar, por ejemplo frente a una crisis como covid-19, pero que no se movilizan así para contrarrestar al cambio climático.
“Me indignan todos los niveles y los matices de las injusticias del cambio climático. Países ricos versus países en desarrollo, entre generaciones, entre géneros. A mí todo eso me indigna de una manera porque todos lo sabemos y hablamos, pero hasta ahí llega. Llegamos todos a reconocer las injusticias pero no hacerle frente a las injusticias. ¿Cómo somos capaces de reconocer las injusticias y no hacerles frente? Eso me enoja”.
En julio de 2021, Christiana Figueres habló con Revista Perfil para un reportaje especial. En ese momento también se refirió a este tema: “Las personas que viven en pobreza en el siglo XXI no han causado el cambio climático y; sin embargo, son quienes más sufren. El cambio climático lo hemos causado quienes estamos por encima del nivel de pobreza y nos hemos beneficiado del uso de la energía eléctrica, del transporte, de la tala de árboles”, dijo Figueres, ganadora del prestigioso premio Héroe del Planeta, otorgado por National Geographic.
Por su parte, desde el Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica (Minae), la jerarca Andrea Meza Murillo, nos respondió a la pregunta de si se debe esperar siempre que las COP marquen nuevos rumbos o generen pactos históricos como los de Kioto o París. Esto nos dijo:
“No se puede esperar que todas las COP dejen legados similares ya que hay muchos factores que hacen que eso suceda o no, por ejemplo, los mandatos que la presidencia de turno vaya indicando. Muchas de la COP generan resultados pequeños o reglamentos y documentos que permiten ejecutar las decisiones grandes que se han tomado en las anteriores. Es similar al proceso de creación de una ley, donde primero se acuerda el articulado, luego se reglamenta y luego a través de directrices y reglamentos se va llevando a la práctica”.
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(Dejamos el último episodio del podcast ‘Outrage! + Optimism’, donde Figueres entrevista al presidente Carlos Alvarado -- en inglés):
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