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Es inevitable: entrar a Facebook mientras uno se toma el café de la mañana o hace la fila del bus implica ser atropellado por un montón de mensajes con buenas vibras y sonrisas para el día.
Mala idea para quien se considere un amargado o, como lo dictan los tiempos modernos, todo un troll .
No es casualidad. Tico que se respete es pura vida hasta en redes sociales.
Con motivo del Social Media Day (mañana, 30 de junio), la encuestadora Unimer y la empresa de publicidad digital BigWeb Noise se dieron a la tarea de averiguar cómo se perciben los costarricenses en Facebook y, de paso, cómo ven a los demás.
Mediante la aplicación web para teléfonos móviles #EspejitoEspejito pidieron a los usuarios que se asignaran las cuatro etiquetas –de las 27 posibles– que mejor los identificaran. Luego, podían calificar a sus amigos.
En total, participaron 304 personas hasta el 17 de junio, fecha de cierre de la recepción de los datos. Entre quienes tenían su edad visible en el muro, la mayoría andaban entre los 25 y 34 años.
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Usuarios de #EspejitoEspejito (Infografía)
Al describirse a sí mismos y calificar a los amigos, la categoría más utilizada fue “optimista”, ¡vaya sorpresa! Un total de 140 personas consideraron que lo que postean y lo que encuentran cada vez que entran a Facebook destila felicidad pura.
85 de los participantes son de esas personas que ven la vida de color rosa, según ellos, mientras que solo 55 calificaron a los demás bajo esta característica.
El país más feliz
No vayamos tan lejos. Desde que Costa Rica fue catalogada en medios internacionales como “la cenicienta” del grupo D del Mundial Brasil 2014, los memes no tardaron en aparecer. Podía ser que a la Sele le tocara enfrentar a los inventores del fútbol moderno (Inglaterra), a los poseedores de cuatro copas del mundo (Italia) y a los organizadores y reyes del primer mundial de fútbol (Uruguay), pero el ánimo de los ticos nunca se caldeó... o al menos no en Facebook.
Cuando el diario uruguayo Ovación se refirió al combinado nacional como “Costa Pobre” o cuando el delantero italiano Mario Balotelli dijo no conocer futbolistas costarricenses, los usuarios ticos hicieron gala de su singular forma de ser.
“Me llama mucho la atención que todo el mundo se siente optimista. Yo creo que es algo muy tico, que va con la imagen del costarricense, que es pura vida. Es una medida de autovaloración, es más un reflejo de idiosincrasia o de como pensamos, que de redes sociales”, explica el bloguero Rogelio Umaña, mejor conocido en el mundo digital como Gorileo.
Según el estudio, las más optimistas son las mujeres, quienes duplicaron a los hombres en este sentido: 86 contra 43.
El invisible soy yo
El segundo puesto del estudio lo ocupa la etiqueta del “invisible”, es decir, aquel que nunca publica nada y que solo entra a Facebook para ver qué dicen los demás.
91 personas opinan que pertenecen de este tipo de usuarios aunque, según Gorileo, muchos dicen que lo son, cuando no es cierto.
En el tercer lugar aparece el “motivador”, ese que no duda en pasarse la vida haciendo porras y compartiendo mensajes de apoyo. De acuerdo con el estudio, son más los que sienten que animan a los otros a través de sus mensajes en el muro, que los que podrían calificar así a sus amigos.
Los siguientes dos puestos fueron para el “DJ”, el que cada día recomienda música y videos, y para el “orgulloso”, ese que hace alarde de sus logros, de su linda familia y hasta de la ternura y sagacidad de su mascota.
“Según las tipologías digitales, somos optimistas, motivadores, sabiondos orgullosos... Hay mucha connotación positiva, por eso se podría decir que es el Pura Vida 2.0 ”, afirma la vicepresidenta de asuntos corporativos de Unimer, Tannia Moya.
En el 2003, la encuestadora realizó un estudio de opinión pública para La Nación acerca de la percepción de los ticos. El resultado: pura vida, simpáticos, buena gente y amables.
Para Moya, el comportamiento en las redes sociales guarda mucha similitud con la consulta de una década atrás, pues es un reflejo de lo que los costarricenses opinan sobre sí mismos.
¿Y lo malo?
A la experta de Unimer le sorprende la cantidad de personas que se identificaron con la etiqueta de “ troll ”.
Según el estudio, el término hace referencia a una persona que publica mensajes provocadores, irrelevantes, negativos o fuera de tema en una comunidad en línea, o que le gusta armar controversia. No obstante, en la aplicación #EspejitoEspejito se definió tan solo como alguien que lo critica todo o que le molesta todo.
De los 304 participantes, 48 se identificaron a sí mismos con esta característica, mientras que apenas 13 se la asignaron a amigos.
Incluso, fue más utilizada que otras como “evangelista”, “deportista”, “antojador” o “solo selfies ”.
“El verdadero troll es una persona que no entiende razón y que simplemente llega a atacar. Es una cuestión que viene desde hace mucho tiempo en los foros; era este tipo que entraba y tiraba y tiraba, que no llegaba a dialogar, era dañino. Tal vez la imagen de troll se ha ido suavizando”, explica Gorileo.
En febrero pasado, durante la campaña política, se registró un pico en la utilización del término en las búsquedas , según datos de Google Trends.
Para este bloguero, el fenómeno hizo que la palabra se tornara más cotidiana y que se redujera su connotación tan negativa.
Eso sí, al tico le incomoda calificarse como “farmvillero” (el que envía solicitudes de juegos), “cazapromos” (el que hace lo que sea par a ganar rifas) o “polaco”, es decir, el que siempre tiene algo que vender o comprar. Estas tipologías fueron las menos usadas en #EspejitoEspejito.
Los seflies , esas autofotos que pasaron de estar de moda al completo hastío en los timelines aparentan ser una vergüenza para los participantes del estudio: apenas cuatro dijeron que viven posteándolos. ¿Será que les cuesta admitirlo?
Otro de los “¡yo jamás!” es el del “bombeta”, una palabra que ya de por sí tenía una acepción negativa. Solo 11 personas se clasificaron así, pero la utilizaron tres veces más para catalogar a otros.
Al respecto, Rogelio Gorileo Umaña explica: “Los medios sociales lo que hacen es amplificar la conducta nuestra de todos los días, lo que somos en la vida real. Si lo ponemos en una figura de espejo, nos sale más fácil amplificar lo demás, que lo de nosotros mismos”.
