Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014. Después de esa competición la carrera del taekwondista Heiner Oviedo empezó a decaer, al punto de que su nombre dejó de escucharse.
Antes de ese momento, era normal saber noticias del tico, llegaba como campeón centroamericano y las expectativas de una medalla estaban sobre él.
Sin embargo, perdió en los cuartos de final ante el cubano Osvaldo Llorens.
“Después empezaron los problemas, al no clasificar a los Panamericanos me desmotivé un poco y obviamente se cortó el apoyo (económico) porque apoyaron a los que sí clasificaron”, recuerda Heiner, quien hoy está en el proceso para asistir a Tokio 2020.
Problemas personales y lesiones lo hicieron bajar considerablemente de nivel, tanto que los Juegos de Río 2016 fueron solo un sueño sin cumplir.
“Hubo mucho problemas con diferentes cosas que fueron perjudicándome y me desviaron del camino en el que iba, muchas cosas en la cabeza que no me dejaban enfocarme en ese ciclo”, recuerda hoy.
Durante ese tiempo también lo aquejaron las lesiones, una en los isquiotibiales que lo apartó siete meses, después otra en el ligamento de la rodilla derecha. Aunado a eso se golpeó una mano y en octubre anterior se recuperó de una fractura en las costillas.
Levantarse de ese bache le costó, pero reconoce que la ayuda de la psicóloga del Comité Olímpico Nacional, Laura Moreira, fue fundamental. Así como el apoyo de su familia.
Oviedo sabe que no todo fue malo, asegura que aprendió mucho en ese tiempo y mientras el taekwondo no le daba las alegrías que quería, empezó a estudiar Derecho y se compró una casa propia.
Sin embargo, vive del taekwondo, respira este deporte y tiene una deuda pendiente con la fiesta más grande del olimpismo.
Por eso Heiner ahora solo piensa en los Juegos de Tokio 2020. Empezó ese ciclo con el pie derecho: una medalla de oro en los Centroamericanos, en diciembre anterior, y un inicio de año recuperado físicamente.
“Me siento diferente, todo el ambiente es diferente, todo se está juntando para hacerlo bien. Desde ya prometo que escucharán más de mí”, mencionó Oviedo, de 29 años.
Esta es su última oportunidad. Londres 2012 lo ve como un aprendizaje para llegar a Tokio no solo a participar, sino a competir con los mejores.
¿Pero es una utopía pensar en una medalla para los Juegos Olímpicos?
Él lo responde así: “He estado en eventos donde he peleado con los mejores del mundo y me he dado de tú a tú. Gana el que llegue en mejor forma y si tengo una buena preparación en este ciclo la opción es real”, sentenció.
Antes de eso el taekwondista necesita clasificar a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, boleto que buscará en marzo.
Después vendrán los Panamericanos y finalmente el paso hacia Tokio.
Motivado y sin las pesadillas que lo desviaron del camino, Oviedo quiere cambiar la historia.