Con este tipo de pensamiento, nacieron los créditos Ninja (No income, No Job or Assets), es decir, créditos que se otorgan irresponsablemente a quienes no tenían ni ingresos, ni trabajo, ni activos. Así, la crisis se ha venido gestando desde hace muchos años, y no es exclusivamente un asunto del sector hipotecario, y mucho menos, de los fondos de inversión internacional. La causa de la crisis se encuentra en el auge del crédito de consumo (tarjetas de crédito, préstamos personales, entre otros), el cual, acabó sobreendeudando a la población.
En Costa Rica, la estabilidad macroeconómica, así como la llegada de los bancos internacionales, ha provocado un importante repunte en este tipo de crédito. Aunque hay que reconocer que se ha progresado bastante en materia de medición del riesgo crediticio, la verdad del caso es que, similar a lo que está sucediendo en los Estados Unidos, los modelos crediticios dejan de servir cuando se llega a sobrepasar la capacidad de pago de los consumidores.
Una de las principales moralejas que nos debe quedar de este asunto es que el crédito fácil nunca solucionará un problema estructural, a saber, la capacidad de un sujeto de pagar un préstamo, por más pequeño o barato que este fuere.