Biólogos y pescadores ticos se unieron en un proyecto para marcar tiburones con dispositivos satelitales.
La idea, con esta tecnología, es contar con datos científicos que permitan mejorar los procesos de liberación al mar de los animales vivos, después de su captura en faenas de pesca.
Esta es una iniciativa conjunta del Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) y la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), la cual cuenta con el apoyo del sector de pesca con palangre.
“Este proyecto no se desarrolla en cruceros de investigación sino a bordo de embarcaciones comerciales de pesca. El sector palangrero se mostró anuente a trabajar con nosotros para recolectar la mejor información científica”, comentó José Miguel Carvajal, biólogo de Incopesca.
De hecho, los pescadores cubren los gastos de alimentación del investigador y coordinan entre embarcaciones para su traslado a puerto, una vez que se hayan marcado los escualos.
Asimismo, los miembros de la tripulación colaboran con el biólogo tanto en el manejo del animal como en el registro fotográfico de la operación y en la toma de datos.
Costa Rica y Ecuador están realizando el mismo estudio. “Este es un proyecto piloto. Eventualmente, otros países podrían aplicar esta misma metodología y así ampliar la cobertura de marcas”, dijo Carvajal.
Ya se marcaron los primeros seis tiburones en Costa Rica, durante un viaje de pesca realizado entre el 9 y el 26 de abril a bordo de la embarcación Marianela III.
Los animales, dos machos y cuatro hembras, fueron marcados a 450 millas náuticas de Puntarenas. Eran tiburones de las especies sedoso (Carcharhinus falciformis) y punta blanca oceánico (Carcharhinus longimanus), los cuales medían entre 125 y 180 centímetros.
La meta es realizar dos viajes más este año, en los cuales se marcarán entre cinco y seis tiburones hasta lograr un total de 17. Los siguientes viajes se realizarán en agosto y noviembre. Los resultados del estudio se le presentarán a la CIAT en el 2017.
¿Cómo se marcan? El estudio se realiza en el marco de faenas comerciales, así que se trabaja con tiburones que quedan adheridos en la línea de pesca.
El animal se sube a cubierta y se revisa para conocer su estado físico, cuál es su sexo, cuánto tiempo permaneció pegado a la línea y cuánto duró esa línea en el agua, así como el sitio donde se enganchó el anzuelo.
Luego, se realiza una pequeña incisión en la aleta, donde se coloca un anclaje de titanio. La marca se sujetará de ese anclaje.
Esa marca recopilará información sobre los movimientos del tiburón. Cumplida su vida útil, calculada entre 90 y 180 días, esta se desprende del anclaje gracias a un dispositivo inflable que facilita su subida a superficie.
Una vez arriba, la marca transmite, vía satélite, los datos recolectados.
“También tiene una etiqueta que, en caso de que alguien la encuentre, pueda devolverla. Se da una pequeña recompensa por la entrega del dispositivo”, dijo Carvajal.
El tiburón demora en cubierta un máximo de tres minutos y luego se devuelve al mar. En esa etapa, también se recopilan datos sobre el estado físico en que se liberó y cómo nada, entre otros.
Asimismo, se anotan las coordenadas del sitio donde se capturó y se liberó, el tiempo exacto en cubierta, fecha y hora, estado del mar y características del barco.
Adicionalmente, Carvajal aprovecha para tomar otros datos con el fin de caracterizar el arte de pesca: tipo de carnada, si hay o no reinal de acero, longitud de la línea de pesca, tipo de anzuelo y profundidad en que se encuentra, entre otros.
“Entre más información tengamos, más rico será el análisis”, explicó el biólogo.
Propósito. El objetivo de la investigación es evaluar la supervivencia de los tiburones posterior a su captura, para así analizar posibles medidas de liberación.
Esto sobre todo en el caso del tiburón punta blanca oceánico, el cual se encuentra protegido por convenciones internacionales.
“Entre más marcas hayan en el agua, más datos vamos a tener para saber si esos tiburones sobrevivieron o no y por cuánto tiempo”, añadió Carvajal.
De esta manera, se podrían ensayar acciones que los pescadores puedan ejecutar en pro de la liberación de esta especie, las cuales se ajusten a las condiciones reales de cómo se trabaja en el mar.
Según Carvajal, las marcas satelitales también brindarán otro tipo de información como la distribución de los animales en aguas del Pacífico Tropical Oriental dado que son especies altamente migratorias.
Eso brindará pistas sobre sus movimientos y hábitos, lo cual ayudará a sustentar medidas de gestión pesquera a nivel regional.
“El proyecto es ganar-ganar. Gana la ciencia por la calidad de información que estamos recolectando y ganamos nosotros porque podremos hacer un manejo responsable de la pesca gracias a los datos científicos”, comentó Carvajal.