Cuando supo sobre la inminente llegada del nuevo coronavirus a Costa Rica, Allan Mora no pensó en la potencial pérdida de ingresos por su grupo musical La Kuarta. Primero, pensó en su familia y la salud de quienes viven con él. Después, sí pensó en su grupo, pero no desde lo financiero, sino desde la prevención del contagio del covid-19.
Después de revisar cómo podía proteger a su familia de la pandemia, Allan se sentó a pensar. ¿Qué necesidades tenía cada uno?
“De inmediato entendimos que la pausa de quienes vivimos del entretenimiento va para largo plazo. Creo que es de las últimas cosas que se van a activar, así que tuvimos que organizarnos”, cuenta el líder del proyecto de música de fiesta.
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La música costarricense ha sufrido un cierre súbito de actividad. Las órdenes sanitarias, que incluyen la suspensión de actividades masivas hasta setiembre, ha afectado directamente el bolsillo de quienes viven de la música.
Justamente, ante la cancelación de eventos, tanto masivos como privados, La Kuarta ha reducido a cero sus presentaciones. La banda se fundó hace seis años y, previo a la pausa obligada, el ritmo era frenético, con 10 o 15 conciertos por mes.
El impacto inmediato fue la cancelación de giras por colegios, de presentaciones con marcas comerciales, una gira en Ecuador, participación en la Teletón Guatemala y una gira rural en el país.
“Pero por más dolor que nos genere la cancelación, también es por nuestra salud”, comenta. “Somos casi 20 personas en la banda y me preocupa el pico de contagio. No sabemos cómo se está cuidando cada uno y, aunque nos gustaría hacer conciertos virtuales, es arriesgarnos a nosotros mismos. Si se enferma uno, nos enfermamos todos”.
Ante la sequía de presentaciones, la solicitud a una entidad bancaria fue inexorable.
“Nos facilitaron un dinero y ahora lo estamos usando para solventarnos estos próximos dos meses, para que no nos falte el arroz y los frijoles. Contando técnicos llegamos a ser unas 18 personas con 18 familias. Todos los muchachos nos estamos apoyando, nos llamamos para saber que todos estamos bien, que nuestros papás estén bien... Porque es una crisis que va más allá de lo económico”, afirma Allan.
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Factor común
Erick León ha debido pensar en una estrategia para resistir el golpe que significa la sequía de presentaciones por los próximos meses.
La respuesta momentánea la ha encontrado en ofrecer un servicio diametralmente opuesto al oficio al que dedica todos sus días: la mensajería exprés.
“Sí, es algo que no tiene nada que ver con la música, pero hay que diversificar mientras pasa”, dice Erick con una risa que evoca a un sentimiento de resignación. “Todo se está posponiendo hasta setiembre, así que debemos ver qué hacemos. Yo agarro a mis muchachos y si puedo aprovechar mis contactos intento que puedan hacer otra cosa mientras tanto porque música no podés hacer ahora. Esto está en cero”.
Erick León y la Jungla, banda inconfundible para festejos y celebraciones, frenó en seco su actividad. Con unas tres presentaciones semanales en bares y presentaciones para bodas, León se aseguraba que él y los suyos llegaran a fin de mes con tranquilidad.
Ahora, apenas y ha quedado el dinero por la cancelación de eventos, pero, según dice el cantante, es mínimo.
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Justo mientras hablamos, Erick cuenta que hasta hoy saldrá de su casa para una presentación. Se trata de una serie de conciertos virtuales que organiza la empresa Omni, donde compartirá con otro cantante nacional.
“Y bueno, hasta ahora me ingresa algo, pero acepté porque era algo más seguro para la salud. Te voy a ser muy honesto: cuando dijeron que había que quedarse en la casa, yo hice caso. De verdad que toda mi familia, exceptuando mi hija Fernanda que debe ir a trabajar a Multimedios, quedamos encerrados. Lo tomamos muy en serio. La prioridad es la salud y tampoco quiero exponer a los compañeros”, asegura.
Nada diferente es la situación para la agrupación Buena Calle, conocida por temas como Contigo y Vete ya.
El fundador del grupo, Jairo Azofeifa, asegura que precisamente este transcurso del año no es su época más fuerte (ese lapso lo tiene de sobra el fin de año), pero que el cierre de grifo de dinero fue algo que nunca había vivido en sus 30 años de vivir de la música.
“Al menos teníamos un ahorro, pero también hay responsabilidades mensuales sobre ese ahorro. Esperamos que nos alcance. Sé de otros grupos que han despedido miembros por no poder mantener la planilla mes por mes y les resulta insostenible. Nosotros ganamos por evento, lo cual nos golpea, pero al menos logramos tener esperanza de que podemos mantener la banda y de que vendrá más trabajo en algún momento”, dice el director de la agrupación.
Por el momento, todos los músicos de la banda están confinados en sus casas. La instrucción de Jairo fue absoluta: cuidarse.
No había que darle mucha cabeza a los más de diez shows mensuales que ahora quedan perdidos. La preocupación por contagio está en primer plano en la consciencia de todos los instrumentistas.
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Aprovechando que algunos de los músicos tienen equipo de grabación, la mente de Buena Calle está enfocada en escribir una canción de esperanza para estos momentos de consternación, porque “todos estamos afectados también desde la mente. Es algo de todo el mundo, no solo nosotros en el país”.
La idea es reescribir una canción de Navidad que estuvo trabajando el grupo. El deseo de enviar un mensaje de optimismo en tiempos difíciles es absoluto. “Es algo espiritual. Creo que necesitamos escuchar algo esperanzador, porque aún faltan más golpes fuertes. Tenemos la esperanza de que Costa Rica se levante”, finaliza.