Desde que se subió al avión –rumbo a Canadá–, el actor nacional Daniel Ross dejó de ser él mismo.
Cerró los ojos, se sentó en la butaca y cuando los volvió a abrir ya era Damián, un hombre golpeado por una relación sentimental rota.
Damián es el personaje protagonista de El zoológico de la milla 70, un largometraje que se rodó en un bosque quemado de la provincia canadiense Columbia Británica y que supone el debut de Ross como director fílmico, productor y actor estelar de la cinta.
“Desde que salimos del país yo les dije a los de mi equipo: ya Daniel Ross no existe, a partir de ahora y hasta que nos devolvamos soy Damián y comencé asumir el papel. Quería que fuera así para lograr una intimidad mayor con el personaje, la cual facilitara las cosas en el rodaje en Canadá”, comentó Ross.
Contando a Ross, un crew de únicamente cuatro personas se unieron a la ‘loca’ aventura propuesta por el productor y singular intérprete, principalmente conocido como el amigo metalero de Hernán Jiménez en su película El regreso (2011) y su rol en otras películas como Italia 90 (2014).
Juntos, en una tierra desconocida, el reducido equipo ‘echó para adelante’ y comenzó a plasmar en imágenes un drama intimista, novedoso en su forma y difícil de concretar en la práctica.
En sus primeras secuencias El zoológico de la milla 70 narra el viaje de Damián hasta el lejano país del norte. El objetivo del personajes es visitar a Rex, su amigo de la infancia.
Rex, quien es encarnado por el actor natural Rex García, es un muchacho que tanto en la película como en la vida real se dedica a recolectar una especie de hongos silvestres, que crecen después de un incendio.
“Hace unos años Rex hizo unos videos que se popularizaron en Internet. Tiene un gran carisma y una chispa especial con la gente. Yo sabía que iba a convertirse en un personaje indispensable para contar lo que queríamos contar en la historia”, agregó el director.
En la cinta Damián se inserta en la particular dinámica de Rex, que implica vivir por varios días en campamentos itinerantes, en medio del bosque y en condiciones extremas.
Buscando los hongos, la trama cuenta cómo Damián va dejando atrás la dolorosa pérdida de su pareja, que lo sumió en una profunda depresión. Al internarse con un grupo de recolectores, él descubre la posibilidad de dejar atrás su dolor, permitir que se convierta en cenizas y que luego mute en un tesoro.
“La película es una metáfora que tiene que ver con los hongos que recogen ellos, pues son como tesoros por el precio que tienen en el mercado. Es tanto así, que los nietos de las personas que antes recogían oro en Canadá ahora se dedican a recolectar hongos", explicó.
"Entonces, es como decir que eso pasa también con Damián. Después que muere todo, en el caso de los hongos que crecen después de un incendio, algo nuevo nace en forma de tesoro”, agregó.
Ficción disfrazada
Lo más curioso y particular del rodaje es que Ross y Rex estaban actuando, en una ficción con guion y todo. Sin embargo, los ‘cazadores de hongos’ reales solo estaban allí, haciendo lo que siempre hacen, sin poner poses de nada.
“Grabar una película así es una propuesta bastante única, puesto que teníamos que lograr que las personas que estaban con nosotros en el campamento estuvieran dentro de la ficción pero que al mismo tiempo no actuaran”, explicó Ross.
¿Cómo lo lograron?
“Solo el crew sabía que hacíamos una película de ficción. A los recolectores de hongos les dijimos que hacíamos un documental y no una ficción, logrando que con el tiempo se olvidaran de la cámara, no actuaran y todo fluyera normal”, agregó.
LEA MÁS: Entrevista a Daniel Ross Mix
Pensando en que la arriesgada idea funcionara en la práctica, fue que Ross optó por que el crew fuera lo más pequeño posible. Además de él y García, solo había un sonidista (Sergio Gutiérrez) y un camarógrafo (Daniel Aguilar).
"La idea era impactar en lo mínimo el vivir cotidiano de todas las personas que estaban en el campamento, al cual los recolectores le llaman el zoológico. De ahí toma el nombre la película”, explica Daniel.
“Eramos tan pocos que yo que actuaba, dirigía y producía. Eso sí, los chicos con los que me fui a Canadá son de lo mejor que hay en sus campos aquí en Costa Rica y es por eso que la calidad del material que logramos captar es impecable”, agregó.
Bajo esa dinámica, un tanto clandestina, el equipo que participó en el rodaje vivió durante unas tres semanas en tiendas de campaña, cocinando todas las comidas con leña y carbón y exponiéndose a cambios climáticos con temperaturas que oscilaron entre los -3° y los 30°.
El resultado final de todo el esfuerzo es un largometraje de 90 minutos de duración, que ya entró en su etapa de edición y que se encuentra en busca de financiamiento para completar la posproducción.
La película, según Ross, se estrenaría en la pantalla grande en el segundo semestre del 2019.