Abril será el mes más caliente del 2024: IMN explica por qué

El lunes, en la estación del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) en Aranjuez, San José, el termómetro superó los 30 grados Celsius, mientras que en Palo Verde, Bagaces, alcanzó los 38,4 °C. Este martes, en Orotina, la máxima fue de 38,1 °C; en Ciudad Neily de Corredores alcanzó los 35,4 °C y en el aeropuerto Juan Santamaría, Alajuela, fue de 30,1 °C.

La frescura de los empujes fríos, como el de la semana pasada y el que tendremos este miércoles, será cada vez menos frecuentes. Aunque se esperan al menos dos más en las próximas semanas, está previsto que desaparezcan en marzo. Esto significa que luego no habrá la interferencia de esos vientos alisios que alivian el calor en Guanacaste y el Valle Central y aportan lluvias al Caribe.

Karina Hernández, coordinadora del Departamento de Climatología del IMN, señaló que abril será el mes con las temperaturas más altas de todo el año, pronosticando un aumento de dos grados Celsius por encima del promedio en todo el Pacífico y 1,5 °C en el resto del territorio.

Este aumento en la temperatura se atribuye al hecho de que tanto el mar Caribe como el Atlántico continúan registrando récords de calor en sus aguas, al igual que el Pacífico, donde persiste el fenómeno de El Niño.

El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es una anomalía de la temperatura del océano Pacífico Tropical con respecto a su promedio. Esto altera los patrones atmosféricos a escala global. Este fenómeno ocurre entre cada dos y siete años y generalmente tiene una duración de uno o dos años. El Niño representa la fase cálida del ENOS, mientras que La Niña es la fase fría.

Según el IMN, se espera que el fenómeno de El Niño continúe hasta abril, para luego dar paso a una breve fase neutra que podría durar unos pocos meses.

La Niña se asoma con 55% de probabilidad

Tras esa fase neutra, la probabilidad de que se desarrolle el Fenómeno de La Niña entre junio y agosto de 2024 es cada vez mayor, según lo publicado el 8 de febrero por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).

En el IMN se analizarán esta semana los modelos que prevén esa fase del fenómeno, así como el grado de probabilidad y las posibles consecuencias en caso de que llegue a consolidarse a mediados de año.

La Niña surge por condiciones más frías que el promedio en el Pacífico oriental tropical. Hay un 55% de probabilidades de que La Niña se desarrolle de junio a agosto y un 77 % de probabilidades de que ocurra de setiembre a noviembre, según los datos del Centro de Predicción del Clima de la NOAA.

Históricamente, un fuerte fenómeno de El Niño es seguido por un fenómeno de La Niña pues así ha ocurrido en el 60% de las ocasiones. La Niña se caracteriza por patrones meteorológicos opuestos a los de El Niño, incluida una temporada de huracanes más activa en el Atlántico, la cual comienza en junio y se extiende hasta el 30 de noviembre.

Aunque la alerta de La Niña apenas comienza, su seguimiento es estricto por las repercusiones climáticas. En el 2020, la temporada de huracanes más fuerte desde que se tienen registros, con 30 de esos ciclones, tuvo lugar en fase de La Niña. Ese año, para nombrar a los huracanes hubo que utilizar las letras del alfabeto griego a partir de setiembre, pues se agotaron los nombres previstos por el Centro Nacional de Huracanes. El promedio de huracanes por temporada en el Atlántico es de 14.