Un caso muy curioso llama la atención de las autoridades del estado de Iowa, en Estados Unidos. Hace cinco años el preso Benjamin Schreiber sufrió un infarto del cual los doctores pudieron salvarlo mediante cinco reanimaciones, y ahora exige ser liberado de la cadena perpetua que descuenta en prisión por asesinato.
Se murió y ya cumplió: eso es lo que aduce Schreiber, actualmente de 66 años. El diario The Washington Post dio a conocer la noticia cuando el convicto presentó una apelación formal en la Penitenciaría Estatal de Iowa, en la que dice que al morir ya había cumplido su sentencia y que estaba ilegalmente encarcelado.
“Los jueces; sin embargo, no estuvieron de acuerdo. Morir por un breve periodo de tiempo no equivale a una tarjeta para salir de la cárcel, dictaminó el miércoles el Tribunal de Apelaciones de Iowa, diciendo que el hombre de 66 años permanecerá en prisión hasta que un médico forense determine que está muerto para siempre”, explicó The Washington Post.
“Schreiber está vivo, en cuyo caso debe permanecer en prisión, o está muerto, en cuyo caso esta apelación es discutible”, justificó la jueza Amanda Potterfield.
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Culpable
Cuando tenía 43 años, en 1996, Benjamin Schreiber fue declarado culpable por asesinato en primer grado.
Ese año fue hallado el cuerpo si vida de John Dale Terry, de 39 años, muy golpeado, cerca de un remolque en Iowa. La acusación afirmó entonces que Schreiber había conspirado con la novia de Terry para matarlo a golpes con el mango de madera de un pico.
En el 2015 el convicto sufrió de una intoxicación séptica, explica The Washington Post, lo que le provocó cálculos renales. El 30 de marzo de ese año el preso cayó inconsciente en su celda, por lo que fue trasladado al hospital en donde los médicos lo devolvieron a la vida administrándole epinefrina.
En su apelación, el preso afirmó que los doctores violaron sus derechos al no respetar su orden de “no resucitar”, cuando lo devolvieron de la muerte.
Por lo pronto, aunque sigue con vida, Schreiber no podrá salir de la cárcel.