El 22 de julio del 2016 el mundo se le vino encima al arquero Anthony Vargas, el destino puso en su camino a un rival que lo doblegó y lo obligó a retirarse del fútbol: un mal cardíaco que lo exponía a una muerte súbita de continuar jugando.
El trago fue amargo y difícil de digerir para un joven de 23 años, quien daba pasos en firme para consolidarse en la Primera División. De un momento a otro el sueño de triunfar en el balompié se esfumó, para quien en aquel instante era el portero estelar de Belén FC.
LEA MÁS: Portero de Belén se retira del fútbol por riesgo de muerte súbita
Hasta correr representaba un riesgo para Vargas, por una miocardiopatia hipertrófica (aumento en grosor de las paredes del músculo cardiaco) que lo hizo que cambiar por completo su rutina. Sin embargo, su amor por el fútbol pudo más que cualquier enfermedad y actualmente está inmerso en lo que le apasiona.
Anthony es ahora el entrenador de guardametas de Guadalupe FC (antiguo conjunto belemita) y también trabaja con la liga menor. Aunque no puede estar en cancha compitiendo, lo hace transmitiendo sus conocimientos a las promesas y orientando incluso a quienes fueron sus compañeros hace solo dos años. Sus labores actuales no lo ponen en riesgo, la intensidad es menor y aprovecha elementos como videos para mejorar a los cancerberos.
Más allá de que no es quien detiene los remates, vuela para sacar un disparo o niega un gol con un achique certero, vibra de igual forma y desde el banquillo celebra cada intervención de sus pupilos. El olor a zacate lo hace sentirse en plenitud y la convivencia en los camerinos le ayuda a sobrellevar el no poder competir.
“Al principio me costó recibir el impacto de salir del fútbol, pero como uno sigue envuelto en lo mismo me ha ayudado a salir adelante. Por supuesto que extraño jugar, porque mi carrera terminó rápido y fue muy corta. Sin embargo, las cosas pasan por algo y ahora que estoy en este campo de la preparación y análisis de los porteros me gusta bastante”, manifestó.
Vargas tuvo un periodo de transición hasta llegar al puesto que ocupa hoy en día. Inmediatamente dejó el balompié pasó a trabajar en el área administrativa del equipo, ahí se mantuvo y no le fue sencillo cambiar los guantes y el buso por la computadora, la ropa más formal y los trámites propios de una oficina.
La frustración se apoderó de él por momentos, adaptarse a no realizar ejercicios de alto impacto, como lo hacía desde niño, fue muy duro y entender que no había otra salida al estar la vida en riesgo fue más complejo.
“Siempre me mantuve fresco y sereno, pero hay un momento en el que uno se agacha y es normal sentirlo. Sin embargo, esto es una enseñanza en mi vida, siempre hay que estar preparado para diferentes cosas. Mi familia es muy fuerte, mis papás fueron pilares y yo tomé todo maduramente y tranquilo, porque sé que Dios tiene mejores cosas para mí”, agregó.
El padecimiento del exarquero no necesita de grandes controles o de un tratamiento invasivo. Debe cuidar la alimentación, hacer deporte moderado y sin grandes alteraciones del ritmo cardíaco. Además, debe vigilar mucho la alimentación. Estas regulaciones las sigue al pie de la letra, al punto que se mantiene en forma con rutinas adaptadas a su condición y no tuvo que renunciar a lo que le apasiona.
“El control es sumamente normal, no tengo que tomar pastillas, ni nada. En la vida diaria todo está bien y no tengo problemas. Mi problema no tiende a crecer ni a disminuir, lo único que hay que hacer es no excederse en el ejercicio y tener una dieta balanceada. No puedo correr 5 kilómetros, 10 o más, no debo aumentar mi nivel, siempre debo seguir un ritmo de trote”, señaló.
Enfocado en estudiar
Anthony Vargas tiene claro que el fútbol es una carrera corta y en cualquier momento puede terminar, por lo que complementa su trabajo actual con los estudios y pretende aprovechar el tiempo.
Su horario laboral le da facilidades y por lo mismo buscó alternativas en áreas que también le apasionan y lo hacen sentirse realizado.
“Estoy estudiando portugués y estoy en el mundo de la computación también. Aún me faltan algunos estudios, pero los voy llevando junto con el fútbol. Ahora que estoy en esta faceta como entrenador de porteros puede que se me alargue un poco más la carrera. Espero que todo salga bien y seguir creciendo día a día, pero llevando de la mano el tema del estudio”, afirmó el exguardameta.
Vargas dice estar feliz. El obstáculo que se le presentó apenas a los 23 años no lo venció y por el contrario, afirma estar disfrutando de las oportunidades que se le presentan.
Infografía archivo Nación