Para iniciar un torneo la regla es básica: hay que empezar con una victoria y encaminar así la que será una larga temporada.
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Alajuelense lo hizo ayer al vencer 3-0 a Uruguay de Coronado tras un partido que se le fue acomodando con el pasar de los minutos y que acabó con un claro dominio.
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El león se impuso a un rival cargado de experiencia en la nómina pero al que le faltó clavar ese colmillo en el pasto.
La oferta del primer tiempo no alcanzó ni mediana calidad tras lo exhibido por los actores.
El equipo casa se preocupó casi que en exceso por sostener la pelota y tocar.
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Con pocos argumentos ofensivos le resultó difícil imponerse sobre un oponente que mostró pocas virtudes en el césped.
La clientela del Morera se levantó de su asiento solo cuando Andrés Lezcano cambió por gol la mala recepción del meta Erick Sánchez en el minuto 8.
El cuidapalos soltó un disparo de Javier Loaiza y puso el esférico en bandeja a Lezcano, quien sacudió los mecates.
Dio la impresión de que la Liga se acomodó al voltaje de un rival pasivo y poco certero al armar sus jugadas al ataque.
Aunque en honor a la verdad, en las escasas veces en que los lecheros pisaron el área alajuelense, la zaga exhibió algunas grietas producto de indecisiones de los hombres en la parte baja.
La ventaja liguista estuvo en que no soltó el control de las jugadas y eso lo hizo verse ligeramente superior.
Después del entretiempo, los visitantes cayeron en cuenta de que podían ser más acuciosos y punzantes en ofensiva.
Muy rápido (en el 53’) los aurinegros estuvieron a punto de emparejar los cartones ante un fallo de Patrick Pemberton al bloquear un disparo de Alejandro Alpízar, empero, para su mala fortuna, Ismael Gómez no enderezó lo suficiente el remate y dejó virgen la puerta eriza.
A los hombres de Hernán Torres les costó resquebrajar el muro coronadeño pero cuando encontraron una rendija la explotaron al máximo.
En el 66’ Javier Loaiza dirigió un centro al corazón del área, Matarrita apareció como un rayo entre los celadores, cabeceó, el arquero le tapó el tiro y el mismo Matarrita recogió el rebote para marcar el segundo gol.
Esa diana era la que necesitaba la Liga para despejar dudas e inclinar la balanza a su favor por completo.
Torres movió su banquillo y con los ingresos de Diego Calvo y Cristopher Meneses ganó velocidad y picardía para resquebrajar por completo la propuesta de la divisa visitante.
Con el pulso dominado, era cuestión de tiempo para que la puerta uruguaya cayera de nuevo. Y así fue a falta de siete minutos para el final: el hondureño Carlos Discua clavó el tercero y definitivo para pintar la pizarra por completo de rojinegro. De tal manera, el león coleccionó su primera víctima del Invierno.